Plurales en el Encuentro Regional sobre el Fondo Verde del Clima

Fundación Plurales participó del Encuentro Regional sobre el Fondo Verde del Clima, organizado por la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), Both ENDS y Fondo CASA.

Durante los días miércoles 21 y jueves 22 de junio de 2023, en Río de Janeiro, nos reunimos para trabajar sobre el seguimiento y monitoreo del financiamiento climático que llega a nuestra región, y asegurar que sea lo más beneficioso posible.

Actualmente, el Fondo Verde del Clima es la principal entidad multilateral de financiamiento climático que existe en el mundo. Tiene un rol clave en la canalización de recursos económicos de países desarrollados a países en desarrollo, para proyectos de mitigación y adaptación a la crisis climática. Apoya una amplia gama de proyectos para que personas y comunidades de regiones vulneradas puedan enfrentar los impactos cada vez más devastadores del calentamiento del planeta.

Fondo Verde del Clima (FVC)

El GCF (por sus siglas en inglés), fue creado en 2010 por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), con el objetivo de contribuir a las metas impuestas por la comunidad internacional para combatir la crisis climática.

La misión del Fondo es promover el cambio de paradigma hacia un desarrollo con bajas emisiones y resiliente al clima, mediante el apoyo a los países para limitar o reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los impactos de la crisis. El FVC financia proyectos y programas del sector público y/o privado, que promuevan un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima en las siguientes áreas:

Mitigación del cambio climático:

  • generación y acceso a energías bajas en emisiones,
  • transporte bajo en emisiones,
  • edificios, ciudades e industrias,
  • bosques y uso de la tierra.

Adaptación al cambio climático:

  • incremento en la resiliencia en los medios de vida de la gente y las comunidades
    vulnerables,
  • salud y bienestar, seguridad alimentaria y del recurso hídrico;
  • infraestructura,
  • ecosistemas y servicios ecosistémicos.

Ahora, las propuestas para acceder a los recursos del Fondo deben ser canalizadas a través de Entidades Acreditadas (EA) por el FVC. Aunque, recientemente se aprobó el “Project Specific Approach”, mediante el cual instituciones nacionales, regionales o internacionales sin acreditación previa podrán presentar propuestas de financiamiento.

Durante el proceso de acreditación se evalúa la capacidad de las instituciones para manejar los recursos del FVC, en línea con los estándares fiduciarios, de acuerdo con la escala y tipo de financiamiento buscado, así como la habilidad de manejar riesgos ambientales y sociales que puedan surgir a nivel de proyecto. Las entidades que buscan la acreditación para acceder a los recursos, también son evaluados a la luz de la Política de Género del Fondo. Es importante resaltar que las EA pueden presentar proyectos para ejecutar ellas mismas u otras.

Las Entidades Acreditadas tienen como función:

  • El desarrollo y presentación de propuestas de financiación
  • La ejecución y/o supervisión de los proyectos y programas aprobados, asegurando el cumplimiento de sus objetivos.
  • La presentación de informes regulares de seguimiento y monitoreo al FVC sobre los
    proyectos en ejecución.

El Fondo Verde para el Clima solo considera propuestas avaladas por la Autoridad Nacional Designada (AND) de cada país. Esta función de “no objeción” tiene por objeto asegurar que las propuestas estén alineadas con prioridades nacionales sobre crisis climática. Por ejemplo, la AND en Argentina es la Dirección Nacional de Proyectos con Organismos Internacionales de Crédito (DNPOIC) del Ministerio de Finanzas de la Nación (dnpoic@mecon.gov.ar / ssrfi@mecon.gov.ar – Tel: (011) 4349 6212).

El FVC determinó los siguientes 6 criterios para la evaluación de las propuestas:

  • Potencial Impacto: Potencial para alcanzar los objetivos y áreas de resultados del Fondo
  • Potencial de Cambio de Paradigma: Potencial para catalizar el impacto más allá de la
    inversión de un proyecto/programa.
  • Potencial de Desarrollo Sostenible: Potencial para brindar amplios co-beneficios
  • Necesidades del Receptor: Considera las vulnerabilidades y necesidades financieras del país receptor
  • Apropiación: El país receptor se apropia y tiene capacidades para implementar las
    actividades financiadas.
  • Eficiencia y Eficacia: Solidez financiera y económica del programa y/o proyecto.

No existe una regla que determine el otorgamiento de los distintos tipos de instrumentos, cada caso es definido por el FVC en función de cada propuesta recibida. Los fondos para el financiamiento de proyectos provienen de donaciones de países, empresas y particulares.

La sociedad civil y el FVC

Marta Esber, integrante del Área de Género y Democratización de Recursos Naturales de Fundación Plurales, participó del Encuentro y explica que: “El Fondo Verde para el Clima es el más grande a nivel global para financiamiento de acciones climáticas, pero no es tan fácil acceder, porque tenés que ser una Entidad Acreditada. Estas entidades son muy grandes, entonces las organizaciones chicas, de base o como Plurales, es imposible que seamos acreditadas”.

Durante el Encuentro se profundizó en las maneras que tenemos de conectarnos con el punto focal de cada país, que es quien dentro del Estado, tiene a cargo este tema. También, en cómo contactarnos con la Junta, que aprueba o no los proyectos, y las entidades observadoras.

Marta detalla que en “este tipo de encuentros permiten conocer cómo funciona y cómo tener acceso a información sobre el Fondo y los proyectos aprobados. Espacios así brindan apoyo para que nosotras podamos, por ejemplo, monitorear los proyectos que se desarrollan con ese financiamiento en Argentina. Dentro del Fondo hay como un organismo independiente de reclamos y quejas, entonces es conocer todos los mecanismos de acceso”.

“Por ejemplo, si detectamos que en Argentina se presentó un proyecto que no respeta a las comunidades locales, que puede provocar desalojos, contaminación o algún tipo de problema o no respeta los planes de género, o no hay un plan de género bien hecho, a través de las Entidades Observadoras, podemos hacer llegar nuestros reclamos”, ejemplifica.

Marta también destaca que “quedamos en contacto con todo un grupo de Latinoamérica para que te pase información y podemos juntarnos para presentar algún tipo de reclamo. Creo que eso fue lo más importante, saber con quién contamos para poder monitorear y conocer los proyectos que en Argentina se van a desarrollar con este Fondo”.

El financiamiento climático otorgado por el Fondo Verde es fundamental para garantizar la transformación de los sistemas económicos y energéticos hacia sistemas resilientes y de bajas emisiones, algo que el planeta necesita con urgencia. Hasta que organizaciones de base y la sociedad civil pueda acceder directamente a esos fondos, y bajarlos a proyectos y programas conectados con los territorios, con los fondos de mujeres, con la sabiduría de las comunidades locales, tradicionales y pueblos indígenas, con los que llevamos años trabajando, es crucial hacer seguimiento y monitoreo de sus operaciones, asegurando que cumplan efectivamente con el rol asignado: beneficio de las personas y comunidades más afectadas.

Encuentro nacional para desarrollar el informe DESC

A finales de octubre de 2023, Argentina debe presentar un nuevo informe al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC / CESCR por sus siglas en inglés). Si bien aún no hay avances sobre el documento Nacional, desde la sociedad civil y principalmente desde las organizaciones campesinas, indígenas, de mujeres y jóvenes, miembro de la Coalición Nacional por la Tierra – ENI Argentina, ya nos preparamos para presentar nuestro informe alternativo o “shadow report”.

Los Informes Alternativos son un documento creado por la sociedad civil con el fin de ser presentado a diferentes comités de Naciones Unidas para validar, cuestionar, contradecir o complementar la información oficial presentada por el gobierno, al mismo comité de expertos. De esta manera, cada organización redacta su informe, eligiendo su propia metodología y la envía al sistema de Naciones Unidas vía mail.

Los Estados Partes que conforman la Organización de Naciones Unidas han firmado y ratificado diferentes tratados internacionales y convenciones, asumiendo compromisos en la búsqueda por el respeto y defensa de los Derechos Humanos. Algunos de estos son el Pacto de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, entre otros. Los llamados “Órganos de Tratados”, son comités de personas especialistas, independientes y de reconocida trayectoria en materia de Derechos Humanos, que tienen la función de vigilar el cumplimiento de los tratados.

Todos los Estados partes tienen la obligación de presentar informes periódicos al Comité correspondiente de cada tratado, donde dan cuenta los avances en la aplicación de los derechos. Dependiendo qué Comité, los Estados presentan informes cada dos o cuatro años. Cada Comité lo examina y comunica al Estado sus preocupaciones y recomendaciones en forma de “observaciones finales”. En este proceso, Naciones Unidas ofrece un sistema formal para que las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) puedan participar activamente a través de la creación de Informes Alternativos o “Sombra”.

Construcción colectiva siempre

En ese marco, organizamos un encuentro nacional y presencial de trabajo para realizar nuestro nuevo informe. Se realizó en la ciudad de Córdoba, los días 8, 9 y 10 de junio y participaron representantes de 20 organizaciones, integrantes del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer, Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y Comité de Jóvenes de ENI Argentina. Los análisis que realizaron durante la actividad, tomaron como punto de partida las recomendaciones de Naciones Unidas en el examen del 2018 y el informe de seguimiento del Estado Argentino emitido en el 2020.

Una de las prioridades del plan de trabajo de las organizaciones miembro de la ENI Argentina, desde el 2020, es el seguimiento y monitoreo de las recomendaciones expresadas por CEDAW (Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer) en 2016, EPU (Examen Periódico Universal) 2017 y DESC (Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) en 2018 al Estado argentino. Dichas recomendaciones surgen a partir de los informes alternativos que se presentaron a los comités de Naciones Unidas, a través de un proceso participativo y colectivo que iniciamos en el 2016 bajo la coordinación de Fundación Plurales y el apoyo de International Land Coalition (ILC LAC).

Sabemos que las recomendaciones que surgen desde Naciones Unidas (ONU) como resultado de la presentación de los informes sombra, son un gran instrumento para visibilizar demandas a los organismos del Estado e incidir en el cumplimiento efectivo de los derechos. Anteriormente, instalamos temáticas y problemática, los Comités de Naciones Unidas tomaron nuestras denuncias y realizaron preguntas concretas sobre estos temas a la delegación oficial del gobierno Argentino, incorporamos nuevas herramientas para ejercer presión frente al gobierno y actividades de incidencia, tomamos contacto con otras organizaciones de Argentina para difundir la problemática y unir esfuerzos a la hora de denunciarlas.

Desde Fundación Plurales recomendamos que sea siempre participativo del grupo o sector sobre el cual el Informe versará. Esto incluye formación y capacitación de representantes del grupo en cuestión, realización de talleres locales o con subgrupos, sistematización de los trabajos realizados localmente, elaboración del informe, consulta al grupo involucrado para comentarios o cambios, edición de Informe final y difusión para su aprobación. También recomendamos tener especial preocupación por la cantidad y calidad de participación de mujeres y jóvenes.

Esta vez, recorrimos 44.144 kilómetros en total, más de una vuelta al mundo, para reunirnos y debatir sobre lo que está pasando en los territorios y visibilizarlo en nuestro informe. Si bien esta forma participativa de construcción requiere de más tiempo y fondos, los resultados serán mucho más ricos en comparación a los informes que se construyen de manera tradicional. Siguiendo esta metodología, se corre el riesgo de elaborar informes muy tecnicistas, que no reflejen realmente las percepciones y vivencias sobre las distintas problemáticas que poseen las personas en los territorios.

Tres días de mucho trabajo

La primera jornada, la actividad principal fue trabajar en grupos por tema: Bienes naturales (Art.1, 2 y 11), Trabajo y seguridad social (Art. 6,7 y 9), Cuidados y Salud (Art.10 y 12) y Educación y Cultura (Art.13,14 y 15). Cada grupo hizo una lectura de los artículos y las recomendaciones, para trabajar los problemas, propuestas y recomendaciones.

El segundo día, también nos dividimos en grupos para definir evidencias y preguntas al Estado (usando la herramienta Landex). Luego, se realizó una plenaria por grupos y la presentación del borrador / bosquejo del informe y socialización de lo trabajado para corroborar que esté reflejado lo trabajado.

En la última jornada, Daniela Atea y Tania Cucui, del equipo consultor de SALT, presentaron herramientas para incidir en temas de justicia ambiental y género y el sistema de alerta legislativa temprana. ¿Dónde queremos incidir y cómo lograr efectivamente la incidencia? Realizamos un taller de aplicación del Sistema de Alerta Legislativo Temprano (SALT), que sirve para poder revisar proyectos legislativos que sean pertinentes a los comités y que sume a nuestro informe.

Ahora, el informe se seguirá trabajando y ampliando por medio de consultas virtuales. Una vez redactado será enviado.

En 2020, en el marco de las líneas de acción de la ENI Argentina (Estrategia Nacional de Involucramiento Argentina), desde Fundación Plurales propusimos y llevamos adelante un comité de seguimiento de las recomendaciones de CEDAW (Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer) en 2016 y DESC (Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) en 2018 al Estado argentino. Ese comité se constituyó con mujeres representantes de las organizaciones indígenas y campesinas de todos los sectores de las provincias que forman parte de la ENI.

Durante ese primer año se realizó un informe que, en diciembre del 2020, se presentó en la asamblea de la ENI, donde se invitó a representantes de Naciones Unidas. En ese reporte se trabajaron todas las recomendaciones que la ONU le hizo a nuestro país, priorizando las más urgentes y desactualizadas en función del contexto de pandemia. Paralelamente, el comité realizó diagnósticos en las comunidades acerca de cómo estaba esa situación, por ejemplo, con el tema del agua, violencia, la tenencia de la tierra de las mujeres; y, por otro lado, solicitaron información a los organismos que estaban a cargo de las acciones que cubrirían el desarrollo de las recomendaciones. Luego de esa tarea, evaluaron que era importante dejar vigente ese espacio y se incorporaron más mujeres, sobre todo indígenas.

Seguimos afirmando que este tipo de procesos realizados durante el Encuentro, tiene principalmente una fortaleza que le otorga más incidencia: un trabajo colectivo constituye un análisis más completo y argumentando.

Biblioteca del Semiárido de América Latina

La Articulación del Semiárido Brasileño (ASA), la Plataforma del Semiárido y la Universidad Federal de Viçosa (UFV-MG) lanzan una iniciativa inédita y Fundación Plurales es parte activa.

Se presentará este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, durante un evento virtual, a las 14 (hora de Brasilia y Argentina), con transmisión en vivo vía Zoom, con traducción simultánea y a través del canal oficial de ASA en YouTube.

La Biblioteca SAL, de acceso gratuito, reúne materiales bibliográficos y multimedia en portugués, español e inglés, resultado de investigaciones científicas, sistematización de experiencias y tecnologías sobre las regiones del Gran Chaco Americano, el Corredor Seco Centroamericano y la Región del Semiárido Brasileño, duramente golpeadas por la crisis climática. Los archivos estarán organizados en ocho colecciones: Acceso a Tierras y Territorios; Agrobiodiversidad; Energía Sostenible; Medio Ambiente; Clima y Cambio Climático; Organización Social y Económica; Políticas, Programas y Proyectos; Sociedad, Educación y Salud.

Verónica Luna, presidenta de Fundación Plurales, miembro de la plataforma Semiáridos, se refiere a la importancia de este tipo de proyectos y evidencia que “promovemos la generación de conocimiento socialmente útil y con otros. Esos otros pueden ser universidades, comunidades, organizaciones, territorios, centros de investigación. Contribuimos a la capitalización de experiencias y fomentamos los procesos de enseñanza, aprendizaje con otros, creando así una comunidad de conocimiento mutuo. Creemos en los conocimientos en y desde los territorios”.

La Plataforma Semiáridos (PSA), es una iniciativa conformada por 13 instituciones representativas de 8 países de América Latina, que tiene como fin relevar y sistematizar las experiencias vinculadas a la utilización y al manejo de los territorios en dichas regiones, para fortalecer la sociedad civil, generar propuestas e incidir en políticas públicas. La Articulación del Semiárido Brasileño (ASA) es una red que defiende, difunde y pone en práctica el proyecto político de convivencia con el Semiárido. Es una red formada por más de tres mil organizaciones de la sociedad civil de diferente índole: sindicatos rurales, asociaciones de agricultores, cooperativas, ONG, etc. Las entidades que la integran están organizadas en foros y redes en los 10 estados que componen la Región Semiárida Brasileña. La Universidad Federal de Viçosa (UFV) es una universidad pública de Brasil, con sede en la ciudad de Viçosa, estado de Minas Gerais. Reconocida por el Ministerio de Educación como la séptima mejor universidad en Brasil.

Durante el evento de lanzamiento, en el que también estarán presentes representantes del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA/ONU) y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, explicarán cómo la Biblioteca SAL puede apoyar los procesos de enseñanza-aprendizaje a través del acceso al conocimiento y potenciar el intercambio de conocimientos entre instituciones. Así, la plataforma agrega la producción científica de muchos institutos de investigación, universidades y organizaciones civiles, pero que hasta entonces estaba dispersa.

*Foto de portada: Archivo Semiárido

Tejiendo redes: Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA)

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecieron. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. En ese marco, desde 2020, comenzamos a realizar una serie de entrevistas para visibilizar los espacios con los que a diario realizamos nuestra labor, sin los que todo esto sería posible.

En este caso, hablamos con Maite Smet, feminista trabajando por la justicia de género, social y ambiental y coordinadora de la Alianza GAGGA, el acrónimo para el nombre en inglés: Global Alliance for Green and Gender Action, que trabaja con Mujeres, niñas, personas trans, intersex y no binarias. Ella trabaja para las tres organizaciones que están liderando esta iniciativa, principalmente el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM), que es la organización líder de la Alianza, un fondo de mujeres radicado en Centroamérica y que trabaja a nivel regional, en colaboración con Both ENDS, que es una ONG socioambiental y Mama Cash, también un fondo de mujeres, ambas radicadas en Holanda pero que trabajan a nivel global.

Oficialmente, GAGGA inició en 2016 con financiamiento del gobierno holandés, bajo el marco político Dialogue and Dissent. Pero, “honestamente, este trabajo empieza desde antes cuando muchos fondos de mujeres veían la necesidad de poder apoyar a colectivos liderados por mujeres en temas de Justicia ambiental y al mismo tiempo lo mismo con organizaciones, fondos y ONGs ambientales que veían la importancia de priorizar el género y la justicia de género en su trabajo”, cuenta. Entonces, a través del liderazgo de organizaciones aliadas como Prospera (Red Internacional de Fondos de Mujeres) y Global Greengrants Fund (GGF), se armaron espacios colectivos de construcción, como el Summit on Women and Climate 2014 en Bali, que «unió a muchos de estos fondos con defensoras y activistas ambientales y surgieron ideas de colaboración para fortalecer este trabajo en el nexo de los derechos de las mujeres, justicia de género y justicia ambiental. Reconocemos que los movimientos feministas, de mujeres, ambientales y climáticos lideran un trabajo con el mismo fin, aunque por ahí no se reconoce como tal. Estos movimientos trabajan por el cambio estructural, luchando contra las opresiones sistémicas que llevan a muchas de las inequidades dentro de nuestras sociedad, como el patriarcado, el racismo, el capitalismo y el colonialismo».

Maite explica que “surgió la oportunidad de presentar una propuesta al gobierno holandés, con esta intención de fortalecer y unir estos movimientos, pero Mama Cash y Both ENDS ya estaban liderando otras alianzas que iban a ser presentadas y tenían el potencial de poder trabajar con un fondo que está en el sur global para ser la organización líder de la alianza. Por eso pensaron en el FCAM, un fondo de mujeres muy reconocido por su trayecto en apoyar los movimientos de mujeres y feministas en Centroamérica”.

Imagen: RENAMAT (Bolivia)

La Global Alliance for Green and Gender Action “se rige por asegurar el liderazgo y que haya espacio para mujeres, particularmente de movimientos locales u organizaciones comunitarias que están trabajando en temas de Justicia ambiental y climática, que en muchos casos han sido excluidas de procesos de toma de decisiones, en temas de financiamiento y no han sido consideradas como actoras de cambio en estos temas, aunque sabemos que lo son”. GAGGA prioriza el acompañamiento y financiamiento de estos colectivos, y lo hace a través de los fondos de mujeres y socio-ambientales. En este momento son un total de 24 fondos de mujeres y socioambientales, incluyendo al FCAM y Mama Cash como fondos de mujeres. Maite detalla las formas de acompañamiento que hacen con las organizaciones. “Primero dar apoyo directo a grupos y colectivos, a través de sus propios mecanismos de financiamiento y acompañamiento. Es importante destacar que nosotras no exigimos que tengan una manera de hacer las cosas, confiamos mucho en su trabajo, reconociendo que ellas han trabajado por mucho tiempo en sus regiones y contextos y con los movimientos directamente. Adicionalmente también trabajamos con ONGs que proveen un acompañamiento no financiero, como legal, técnico, temático sobre la justicia climática y ambiental. Eso nos permite apoyar a más de 400 organizaciones comunitarias mayoritariamente lideradas por mujeres en América Latina, África y Asia”.

Estos tipos de acompañamiento que realizan, tienen que ver con la vinculación de procesos de incidencia de lo local a lo regional e internacional y viceversa. “Aquí la organización Both ENDS tiene un rol muy muy grande, particularmente en relación al sector privado o el gobierno holandés y sus inversiones y políticas públicas que puedan tener un impacto directo en comunidades que están en el sur global. Obviamente empezamos con Holanda, recibimos el financiamiento de ellos y tenemos ese acceso para hacer esa incidencia, pero también tratamos de incidir en otros espacios, particularmente con donantes, inversores y gobiernos”.


Los tiempos de pandemia

Sobre la crisis sanitaria mundial que vivimos, Maite cuenta que “las organizaciones han seguido haciendo su trabajo, convirtiéndose en más importante aún, y nosotras tratando de buscar las mejores maneras de apoyarlas”. Destaca que como mucho de lo que tenían planificado pasaron a ser virtual, “ahí vemos la resiliencia de los movimientos que se organizan, da lo mismo cómo, pero se organizan. Han hecho mayoritariamente todas las cosas virtuales y cuando hay oportunidad de reunirse lo hacen con todas las medidas sanitarias que se requieren”.

La incidencia resultó más difícil, “porque por la pandemia, los gobiernos restringieron la movilización y participación en espacios de toma decisión, limitando la participación de gente. Adicionalmente, lo que hemos visto más este año, en particular, que los años anteriores, es que mucha gente se ha contagiado, lo que ha afectado también el trabajo, dado que las personas se tenían que cuidar o cuidar a familiares”.

En relación al apoyo particularmente, en el primer año de la pandemia desde GAGGA se lanzó un fondo de autonomía y resiliencia, “dado la pandemia, muchas de los grupos y colectivos que apoyamos se quedaron sin comida, sin agua o sin sustentos económicos. Con un total de €255,000 pudimos apoyar a más de 45 organizaciones en 21 países para que pudieran fortalecer sus sistemas comunitarios de resiliencia. Por ejemplo, comprar insumos para una huerta comunitaria o materiales para un sistema de agua comunitario, siempre liderado por las organizaciones comunitarias”.

Nuestro tejido

Fundación Plurales dentro de GAGGA tiene un rol de ONG. “COmo expliqué, dan un acompañamiento no tanto financiero, más que nada legal o técnico, también en temas de procesos de incidencia crean espacios, ayudan con las demandas, vinculan las organizaciones con otras y colectivos”. Maite explica que ahí “Plurales ha jugado un rol muy importante para apoyar a compañeras y colectivos que están haciendo mucho trabajo alrededor de la justicia climática. Efectivamente, lanzaron la Escuela Feminista para la acción Climática (EFAC), donde se reúnen varias de estas cosas. Las capacitaciones, fortalecimiento de capacidades, pero también apoyar sus demandas, entender que su trabajo es acción climática. Han podido reunir varias organizaciones que son apoyadas por los fondos de GAGGA para ser parte de esta Escuela Feminista”.

La EFAC es una Plataforma Virtual para la formación e intercambio entre grupos de defensoras de derechos humanos y ambientales (GDDHA), y amplificar el poder de las voces de las mujeres en los territorios.

Lo que viene

La coordinadora de GAGGA enumera varios desafíos que se presentan para adelante en pandemia. “Creo que uno de los desafíos más grandes es que hay una necesidad de que sigamos trabajando virtualmente, y particularmente para organizaciones que apoyamos, muchas son de comunidades rurales o indígenas que no tienen acceso a Internet para poder hacer esto, eso es un desafío grande y continuamente vemos qué hay que hacer”. La fortaleza del ecosistema de GAGGA, a través de los fondos y las ONGs, puede dar el apoyo que necesitan para conectarse. Por ejemplo, si una organización quiere participar en un evento internacional o hacer una ponencia, se dan varias herramientas para que accedan a este. “Para que tengan internet le compramos un paquete de datos o las ayudamos para que se vayan al centro más cercano donde hay Internet y de la manera más segura, tratamos de encontrar maneras y usamos nuestra red para asegurar eso”. En esta misma línea, un desafío es no poder reunirnos, “creo que eso nos ha hecho mucha falta como red, como alianza y también en temas de construcción de movimientos. La posibilidad de poder vernos de nuevo cara a cara, organizarnos, planificar acciones conjuntas sería muy potente pero lo vemos lejos”.

Por otro lado, se refiere a la crisis de las tareas de cuidados que desató esta pandemia. “El covid ha afectado directamente la salud de las personas y las organizaciones, o sus familiares o gente en su comunidad, y eso requiere que esa persona no trabajé, se cuide o cuide a otros y el tema del cuidado propio o el colectivo es super importante en la pandemia y muchas veces no se considera. Entonces ahí tratamos de ser lo más flexible posible para que reciban ese apoyo”.

“Lo otro que hemos visto, es que la pandemia ha exacerbado mucho las inequidades que ya existen en nuestra sociedad, a nivel económico, social, político. Entonces, hay que entender que muchas comunidades no solamente están enfrentando la crisis climática, sino una multitud de crisis que requieren mucha flexibilidad en el apoyo que les demos para enfrentarlas y que asegure su bienestar y el bienestar de su colectivo o de su comunidad. Eso también es un desafío, que se entienda que el trabajo que hacen va más allá de la acción climática, que también hay necesidad de salarios buenos, que se puedan cuidar, que tengan tiempo de descanso y eso no se prioriza mucho cuando se trabaja con movimientos».

Finalmente, Maite alerta que los gobiernos están priorizando la reactivación económica, “muchas industrias extractivas han recibido dinero y han podido avanzar con sus actividades como si no hubiera pandemia, eso ha afectado mucho a comunidades directamente y por el encierro no han podido tomar las acciones que podrían si estuviéramos en un momento normal”. Al igual que Zulema Burneo, coordinadora regional para América Latina y el Caribe de la Coalición Internacional para el acceso a la Tierra (ILC), en nuestra anterior entrevista, hace hincapié en los procesos de reactivación económica post pandemia. “Esta prioridad económica de los gobiernos está teniendo un impacto directo en avanzar con industrias extractivas, que al final no ayudan ni a nivel comunitario ni tampoco con la crisis climática a nivel mundial”, cierra.

Foto de portada: WoMin African Alliance

Las resistencias no saben de cuarentena: CONTIOCAP

Mientras todes miramos las cifras de muertes y contagiades, atentes a cuáles van a ser las próximas medidas de los gobiernos, los conflictos socioambientales siguen y en muchos casos, se profundizan.

El abandono estatal y la falta de acceso a lo básico no es novedad y en estos contextos queda en evidencia más que nunca; la contaminación y la destrucción de nuestros bienes naturales no se detiene.

En esta ocasión, dialogamos con la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (CONTIOCAP).

Para que la pandemia no nos tape el bosque, dialogamos con Ruth Alipaz Cuqui, originaria del Pueblo Indígena San José de Uchupiamonas de la Amazonia Boliviana, miembro de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los Ríos Beni, Tuichi y Quiquibey y coordinadora general de CONTIOCAP, que desde hace años vienen resistiendo y cuidando la vida en Bolivia.

― ¿Cuándo y cómo nació CONTIOCAP?

La CONTIOCAP nació el 2 de diciembre de 2018, en un primer congreso de las distintas resistencias contra la destrucción de nuestros territorios que existían a nivel nacional en Bolivia, que fue convocado por los defensores y defensoras de la Reserva de Flora y Fauna Tariquia.

La convocatoria fue para las resistencias, quienes ante la destrucción y cooptación de las organizaciones tradicionales de representación de nuestros pueblos, luchábamos desde las bases en nuestros respectivos territorios indígenas y/o áreas protegidas, defendiéndonos de los planes del gobierno de imponer el extractivismo: como las exploraciones petroleras, minería a cielo abierto en tierras altas y bajas, construcción de mega hidroeléctricas en las principales cuencas de Bolivia, ampliación de la deforestación para el agronegocio y agrocombustibles, mercantilización de nuestros territorios y áreas protegidas por intereses políticos, etc.

En este primer congreso determinamos como pueblos indígenas, originarios campesinos, algunas con organizaciones orgánicas y otras de base, defensores/as indígenas independientes, etc, crear la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas en Bolivia, para que en unidad nos defendamos de todo tipo de atropellos sistemáticos desde el gobierno central, de empresas transnacionales y nacionales, de organizaciones y grupos afines al gobierno, etc. Los fundadores fuimos 12 resistencias, y durante el segundo Congreso en 2019 se han sumado más, en 2020 también se fueron sumando, siendo a la fecha 35 resistencias a nivel nacional.

Antes de la creación de la CONTIOCAP, cada resistencia se defendía sola y como podía en su territorio. El nacimiento de esta Coordinadora fue para apoyarnos mutuamente entre resistencias, sea con presencia en momentos de los ataques a nuestros territorios, o, aunque dándonos apoyo moral; denunciar públicamente ante la población civil boliviana, y nivel internacional, ante organismos de Derechos Humanos nacionales e internacionales, regionales y universales sobre las violaciones a los derechos indígenas, derechos de la naturaleza y derechos humanos, con el fin de generar debate sobre la política económica basado en el extractivismo; promover la formación para nuestras defensoras y defensores, y para nuestras comunidades, en temas geopolíticos para entender la procedencia de las violaciones de nuestros derechos como pueblos y naciones indígenas, las violaciones a los derechos humanos, y la destrucción del medio ambiente, así fortalecer a las defensoras y defensores par las luchas con conocimiento; y de ser posible, proponer alternativas o cambios de actitud de la forma de economía basado en el extractivismo, que no puede llamarse desarrollo a algo que mata, como primer paso para reducir la destrucción de nuestras fuentes de agua, de los bosques.

― ¿Qué tareas realizan?

La CONTIOCAP en su mayoría está liderada por mujeres, incluso desde las resistencias mismas, y está organizada en coordinaciones regionales: Chaco, Amazonía, Valles y Altiplano, y una coordinación general. Realizan tareas como:

  • Visitar las comunidades que están siendo atropelladas, avasalladas, o violentadas por agentes del gobierno, fuerzas públicas, empresas transnacionales, y poderes económicos nacionales, para apoyar, recoger información, u organizar visitas de intercambio de experiencias.
  • Trasladarse a sitios donde ocurren los siniestros como incendios forestales provocados por grupos afines privilegiados con dotación de tierras y protegidos por el gobierno, para recoger evidencia de la situación, documentarlas y a veces denunciarlas desde el sitio mismo si hay posibilidad de acceso a comunicación.
  • Enviar información sobre las violaciones de derechos en los territorios y áreas protegidas, para realizar denuncias a nivel nacional ante los medios de comunicación y ante la opinión pública, o ante organismos internacionales regionales y universales.
  • Organizar o realizar talleres de formación para las comunidades locales, defensores y defensoras en temas de derechos indígenas, derechos humanos, medioambientales, planes geopolíticos, políticas económicas basadas en el extractivismo, que dan origen o están estrechamente vinculados a la violación de derechos humanos, derechos indígenas y de la Madre Tierra.
  • Gestionar apoyos para pequeños proyectos productivos o de fortalecimiento, o de apoyo a las acciones de defensa en las comunidades.
  • Apoyar a las comunidades con promoción de sus artesanías o productos para la venta en centros urbanos, o colaborar con el envío de estos productos pedidos desde las ciudades.

Sin algunas de las tareas diarias, pero hay mucho más en el día a día.

― ¿Cómo ha sido este tiempo en pandemia en relación a la lucha que llevan adelante?

En primera instancia nos hemos aislado en nuestros territorios, muchas veces sin acceso a comunicación por falta de infraestructura de internet en nuestras comunidades. Luego fuimos observando cómo las actividades extractivas se iban intensificando en nuestros territorios aprovechando la pandemia, y en nuestras comunidades se profundizaban las necesidades básicas de productos de primera necesidad, o cuando el gobierno determinó ayudas sociales nuestros pueblos quedaron excluidos por diferentes razones: no había transporte desde nuestras comunidades y los privados cobraban precios altos, y para nuestras comunidades alejadas era difícil llegar a los centros donde habían bancos para cobrar las ayudas del gobierno, los tiempos de salida y retorno en los puestos de controles que se habían multiplicado en las carreteras o ríos, no entendían que el tiempo no era suficiente para hacer extensas filas en los bancos o tiendas de aprovisionamiento para volver hasta el mediodía. Hubo mucha discriminación y mal trato en los controles con autoridades locales, militares y policías que te controlaban y te trataban como si estuvieras ingresando a otro país, o como si fueras un delincuente (la gente perdió toda humanidad y respeto hacia los civiles y entre civiles). Vimos que no había atención o provisión de insumos de bioseguridad ni medicamentos desde el gobierno central, departamental o municipal, nuestras familias empezaron a entrar en crisis por no poder generar recursos económicos, las defensoras que ya tenemos economías precarias (porque defender derechos no te da de comer), y en muchos casos dependemos de la ayuda de nuestras familias que nos sostienen, la pasamos muy mal.

Toda esta situación nos obligó a salir de nuestros territorios para denunciar lo que pasaba en nuestros territorios con la incursión de empresas petroleras, mineras, cazadores, taladores ilegales de árboles, que llevaban gente foránea a nuestras comunidades sin tomar ninguna medida de prevención. Denunciar falta de atención y hasta discriminación por parte de todos los niveles de gobierno en ayudas sociales, la falta de atención médica, exigíamos se hagan brigadas móviles para que lleguen 2 personas autorizadas a nuestras comunidades para evitar salir en masa a centros urbanos donde podíamos contagiarnos, la comunicación se encareció porque todo era por zoom, y para comprar megas no teníamos recursos.

El gobierno transitorio aprovechó para sacar nuevos decretos, como la abreviación de la autorización de uso de transgénicos. Ministros que aprovecharon para repartirse grandes extensiones de tierras en nuestros territorios, incendiaron el bosque del Chaco. Todo esto lo denunciamos saliendo de nuestros territorios. Además de gestionar algunos apoyos para las defensoras para que se puedan movilizar en sus territorios o a centros urbanos como fue el apoyo logrado de Fundación Plurales.

Nos ha limitado bastante la movilización para cumplir con nuestra labor y objetivos de apoyo, o dar formación, o llegar a los sitios para recoger información, etc. Pero nos hemos dado modos a través de la tecnología para denunciar con nuestros pronunciamientos, o participar en webinars.

― ¿Qué formas se han dado para seguir visibilizando la resistencia ahora que la calle no es una posibilidad o es mucho más complejo ocuparla?

La tecnología sin duda ha sido la mejor aliada, los webinars, los medios de comunicación especializados, o periodistas independientes que nos daban cobertura para denunciar estas situaciones como Mongabay, SERVINDI, ANF que amplificaban nuestros pronunciamientos, nuestras redes sociales, los paneles virtuales, talleres virtuales. Sin duda esto ha supuesto depender de estar siempre conectado a buen internet, lo que implicaba viajar a centros donde hay porque en nuestras comunidades este servicio es inexistente, lo cual tiene un costo, así como comprar el internet en sí.

La movilización en redes activando las alianzas o redes de defensa que tenemos es clave, así mismo ir mejorando nuestra forma de comunicación con conocimiento. Es decir, la pandemia también ha servido para prepararnos mejor con conocimiento, porque en esta lucha el conocimiento es clave para romper ciertos paradigmas de lucha también y adaptarnos a lo que requiere la situación y los tiempos.

― ¿El contexto de pandemia, aprovechando que todos miran para otro lado, posibilitó que los empresarios o gobiernos avanzaran contra ustedes?

Esto lo describí en una pregunta anterior, pero puedo enfatizar que el gobierno y empresas han arremetido con mayor brutalidad e impunidad, incluso procesando judicialmente a defensoras de las comunidades, y ocasionando muertes de defensoras o familiares de defensoras que es imposible de probar que están vinculadas a estas empresas por las acciones de defensa que asumimos.

Por otro lado, hemos anticipado y advertido insistentemente a la población, ante la opinión pública, y ante organismos regionales de Derechos Humanos como la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), sobre el hecho de que la pandemia se convertía en la excusa perfecta para justificar mayores amenazas a nuestros territorios indígenas y áreas protegidas, como justificativo para la reactivación económica. Esto está ocurriendo ahora, agudizado por el retorno del gobierno del MAS, que ha comprometido tierras a sus grupos afines transando votos para las elecciones 2020. Y hoy vemos día a día los avasallamientos en nuestros territorios, la desinstitucionalización de la institución que protege las Áreas Protegidas, el SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado), para quitarles en última instancia la categoría de protegidas, para entregarlas como tierras a sus grupos afines que tiene como propósito geopolítico electoral, y hacer desaparecer a los pueblos indígenas que ancestralmente hemos existido y por eso resistimos a sus políticas.

Tejiendo redes: Both ENDS

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestra labor, sin los cuales todo esto no sería posible.

En este caso, hablamos con Tamara Mohr, quien forma parte de Both ENDS desde 1991, institución con base en Ámsterdam, capital de Países Bajos, que trabaja con grupos de defensores ambientales y derechos humanos de países empobrecidos o en desarrollo, fortaleciendo a la sociedad civil global para ganar una influencia decisiva en el uso de la naturaleza y el medio ambiente, contribuyendo así a un mundo sostenible, justo e inclusivo.

El área de especialización de Tamara el de los Derechos de la mujer y la justicia ambiental en América Latina. Actualmente, coordina el programa GAGGA (Alianza Global para la Acción Verde y de Género – GAGGA por sus siglas en inglés).

“Both ENDS nació hace más de 30 años y al inicio fue para juntar el movimiento de desarrollo y el movimiento ambiental. Hay muchas organizaciones que trabajan en desarrollo sostenible y fue muy difícil para ellas encontrar financiamiento, contacto, información, apoyo, porque no están al lado de las organizaciones de desarrollo”, cuenta.

Tamara explica que en el inicio no tenían dinero para trabajar y desarrollar agendas en común, entonces “llamábamos a ambos lados para establecer una relación. Nunca teníamos financiamiento, apoyábamos a las organizaciones que lo buscaban pero como cada vez fue más difícil encontrarlo, empezamos a escribir programas que incluían financiamiento para los socios con los que estábamos trabajando”. Además, aclara que “ahora figura que somos donantes, pero nunca queremos identificarnos como donantes, porque tenemos una agenda común”.

En relación a las tareas de Boths ENDS, “estamos ocupados en muchos temas, agua, flujo de capital, tierra, derecho a las mujeres. Pero lo que principalmente hacemos es fortalecer y trabajar junto a los socios que abarcan temas similares en todo el mundo, y nuestro papel es monitorear e influir a los inversores, los flujos de capital, el gobierno holandés”.

Aclara que “somos una organización que no tenemos un tema específico para trabajar, es más como justicia ambiental, justicia social, que puede incluir muchos temas, entonces depende un poco de qué es importante para nuestras contrapartes también. Yo principalmente estoy trabajando en el programa GAGGA que se enfoca en fortalecer las voces, las mujeres, procesos e incidencia”.

Nuestro tejido

“Para nosotros siempre es un proceso más o menos natural, de identificar contrapartes con las que trabajar. No actuamos como donantes que abren convocatorias para que puedan inscribirse y decir, bueno tenemos un proyecto que entra en todos los criterios que ustedes definieron y nosotros seleccionamos qué apoyar o no”, detalla Tamara.

En ese contexto, recuerda que “me encontré con Plurales en una reunión de EFLAC [14º Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe] en Uruguay y empezamos a hablar. Lo que estaban haciendo es muy similar a lo que tratamos de hacer en GAGGA, entonces así se estableció un contacto. Juntos desarrollamos una agenda en la que ambos tienen su papel”.

Tamara explica que en todos los casos, como con Fundación Plurales, no son socios porque hay financiamiento, “hay socios porque tenemos una agenda compartida y a veces está acompañado con fondos, y a veces no hay, pero eso no quiere decir que la relación con los socios con los que trabajamos se termina”. Ella destaca que lo fundamental en este vínculo es una agenda y una misión compartida.

Finalmente conversamos sobre la actualidad. “Creo que la pandemia muestra todas las limitaciones del mundo, en todos los niveles. Muestra la dependencia de los grupos locales, para todo, y que todo el apoyo de los gobiernos va a la gente más privilegiada. Entonces se muestra muy claramente que la gente más vulnerable va a ser más vulnerable aún, en una situación de crisis”.

Tamara destaca dos cosas que se evidencian en este contexto y que hablan de las diferencias que se profundizan. Primero, “para nosotros, quizás en nuestro mundo ordenado [países del primer mundo], es todo un desastre que no conocemos pero yo escucho a otras organizaciones y grupos que dicen que es una cosa más que podemos añadir a todo lo que está pasando en nuestras comunidades”. Lo otro, es que “todo facilita la minería, la construcción, la producción para el agronegocio, todo puede seguir, a pesar de las limitaciones. Entonces, las restricciones son para la gente más vulnerable, y significa que no pueda sobrevivir, y para otros pueden seguir viviendo, tienen muchas más posibilidades de sobrevivir”.

De aquí en más en algunas partes del mundo, estarán “felices y pensamos que puede seguir la vida como antes”, y en gran parte del mundo no será así por mucho tiempo. “No podemos pensar que podemos volver a lo normal, porque tenemos que aprender algo de las causas de la pandemia. Y creo que eso no pasa, la gente está feliz porque puede seguir viviendo como antes, sin tener en cuenta las causas».

En el cierre, la mirada es esperanzadora: “Estoy notando que también surgen cosas muy buenas, se ve la resiliencia de muchas mujeres locales que tenemos que seguir fortaleciendo después de la pandemia”. El desafío está en no seguir como si nada y esperar hasta la próxima crisis, sino fortalecer las herramientas que aprendimos y construimos en este tiempo.

Tejiendo redes: Semiáridos

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. Transitando la segunda ola y en medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestra labor, sin los cuales todo esto no sería posible.

En esta ocasión, hablamos con el ingeniero agrónomo y apicultor Gabriel Seghezzo, que como integrante de Fundapaz es punto focal en la Plataforma Semiáridos (PSA), una iniciativa conformada por 13 instituciones representativas de 8 países de América Latina, que tiene como fin relevar y sistematizar las experiencias vinculadas a la utilización y al manejo de los territorios en dichas regiones para fortalecer la sociedad civil, generar propuestas e incidir en políticas públicas.

Gabriel nos cuenta que Semiáridos nació formalmente en el 2013, como producto de nuestra participación en la International Land Coalition (ILC). Fundapaz se incorporó a la ILC en 2009, y en 2010 realizó una ruta de aprendizaje centroamericana, un proceso de mapeo participativo. “En esa gira éramos 18 personas visitando sobre todo Honduras y Nicaragua, y ese viaje me cambió mucho la perspectiva de lo que era el Chaco. Porque uno está acostumbrado al Chaco argentino, al chaco trinacional, de grandes extensiones de tierra, y por Centroamérica encontré que la gente tenía media hectárea, 200 mil metros cuadrados. Tome dos dimensiones de nuestro trabajo, primero las enormes superficies de tierra que existen, en Argentina al menos, y la falta de creatividad de algunas soluciones”.

Detalla que “veía hondureños, guatemaltecos que obviamente con otro clima, pero con 2 mil metros cuadrados, un lote de 50 x 40, tenía que vivir y producir”. Ahí cambió la perspectiva de cómo tenía que encarar los trabajos. “Yo cuento siempre que me marcó mucho una charla en ese viaje. Siempre te quedas hablando hasta las 2 o 3 de la mañana con alguno, y un hondureño me dijo: ‘Lo que pasa es que si Brasil y Argentina se juntaran más, nosotros podríamos ir juntos con ustedes y haríamos otra cosa en América Latina’. Y a mí me golpeó mucho eso, porque evidentemente ellos nos ponían en un lugar que no cumplíamos, que era de cierto liderazgo regional”.

Cuando Gabriel volvió, lo primero que empezó a pensar era cómo hacer para acercarse más a Brasil. Hasta ese momento solo había escuchado, la gente le decía, que el nordeste brasileño era parecido al Chaco y que existía una organización que había resuelto el tema del agua. En ese momento, la Agencia Internacional HEIFER, que financiaba proyectos de Argentina y Brasil, decidió irse de ambos países, entonces él les hizo un último pedido, “déjenos conocer el nordeste brasilero, hagamos un encuentro”. HEIFER aceptó y se sumó la ILC, que en ese momento no tenía ningún miembro brasilero. Así sucedió un intercambio, primero fueron a Brasil y estuvieron una semana, después vinieron brasileños a recorrer el Chaco.

“El nordeste brasilero fue una experiencia muy shockeante”, cuenta. Primero, porque tiene exactamente la misma dimensión que el chaco trinacional, pero 20 veces más población. Además, por el programa de acceso al agua, “tienen 1 millón de cisternas, ves una cisterna de agua al lado de la otra”. Así, con todo esto “planteamos la creación de una plataforma dentro de la ILC, que básicamente empiece articular el Chaco con el Brasil Semiárido”. Rápidamente se sumó Bolivia y Paraguay; unos años después, el corredor seco centroamericano y un miembro de Venezuela y en 2020, una organización de Ecuador.

En relación al trabajo que realizan, el ingeniero agrónomo cuenta que Semiáridos “es una plataforma de gestión del conocimiento regional, que tiene como principio básico la incidencia política en espacios nacionales, donde actúan sus miembros; al mismo tiempo regional, como plataforma en conjunto y a nivel global con la ILC”. Trata de promover articulaciones institucionales entre las regiones semiáridas para que logren identificar diagnósticos y soluciones comunes, que puedan tener prácticas, a nivel regional, y un impacto a mayor escala desde lo territorial hacia lo global.

“Lo que buscamos es hablar de una solución de agua para toda la región, millones de obras, y esto tiene que ver con acciones en ámbitos nacionales y regionales. Semiáridos está muy centrada en lo que los propios miembros hacen pero generando un plus, mayor nivel de articulación nacional y regional, que las instituciones no tienen”.

En resumidas cuentas, la Plataforma Semiáridos reconoce e intenta revitalizar conocimientos, prácticas e intercambios de las organizaciones y que eso se vaya transformando en políticas públicas. Capitalizando eso, buscan relaciones regionales e internacionales, como con el MERCOSUR o el FIDA.

De esta Plataforma se desprende DAKI, un programa de gestión del conocimiento en América Latina, con varias líneas de cooperación. Es producto de 6 años de trabajo junto al FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola). “FIDA en Brasil tenía el Programa Semear que hacía sistematizaciones, intercambios, rutas de aprendizajes, y era un poco lo que nosotros queríamos hacer. Entonces empezamos a negociar con ellos”. Les llevó 4 años pero finalmente fue consolidándose, “hicimos acuerdos concretos, convenios, todo un programa que se llama ‘Intercambio de saberes por América Latina’, que trabaja en juventud y agroecología.

Los desafíos en pandemia

En relación al contexto actual, Gabriel afirma que “como a todo el mundo, a mí la pandemia me tiene re contra re podrido en el uso abusivo de la justificación de cualquier cosa por la pandemia. Nosotros desde el principio, nos propusimos que la pandemia sea como una adversidad nueva dentro de las eternas adversidades que tenemos, y trabajar a pesar de la pandemia”.

Aclara que “siempre hemos respetado protocolos y nos parece que así debe ser. No lo estoy planteando desde ese punto de vista, sino en el sentido de cómo la pandemia nos permitió o nos obligó, a rediseñar estrategias y tecnologías de trabajos para superar ese escollo, así como tenés la falta de agua, la pobreza, ahora tenemos la pandemia”.

Las resistencias no saben de cuarentena: Comité de Desarrollo Campesino

Mientras todes miramos las cifras de muertes y contagiades, atentes a cuáles van a ser las próximas medidas de los gobiernos, los conflictos socioambientales siguen y en muchos casos, se profundizan. El abandono estatal y la falta de acceso a lo básico no es novedad y en estos contextos queda en evidencia más que nunca; la contaminación y la destrucción de nuestros bienes naturales no se detiene.

En esta ocasión, dialogamos con el Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) de Guatemala. A finales de julio y comienzo de agosto, en varios departamentos del país, sus dirigentes vienen convocando a otros sectores de la sociedad a sumarse a jornadas de movilizaciones y bloqueos como parte del llamado Paro Plurinacional iniciado el 29 de julio, para exigir la renuncia del presidente Alejandro Giammattei. Además, piden la renuncia de la Fiscal General Consuelo Porras, a quien culpan por apañar la impunidad y la corrupción por sus últimas decisiones para desmembrar la Fiscalía Especial contra la Impunidad. Explican que luego irán por una Asamblea Constituyente popular que redacte una nueva Constitución.

Para que la pandemia no nos tape el bosque, dialogamos con Leiria Vay, integrante del pueblo maya, defensora de derechos humanos y de la madre tierra que forma parte de la dirección política del movimiento CODECA que desde hace años vienen resistiendo y cuidando la vida en Guatemala.

― ¿Cuándo y cómo nació CODECA?

En 1992 fue fundada por compañeros y compañeras indígenas y campesinas analfabetas que luchaban y soñaban con derechos a la tierra y laborales, fue así cómo inició esta lucha. Pero en el transcurso de los años ha ido creciendo, actualmente tiene presencia en todo el país, se ha posicionado como la fuerza organizativa más grande a nivel nacional.

En el año 2012, que se hizo una evaluación de los avances y desafíos del movimiento, se llegó a la conclusión de que en la actualidad tenemos que luchar por construir cambios estructurales para el buen vivir de los pueblos desde los territorios. Para ello se tiene como pilares fundamentales, por un lado, la defensa de los derechos de la madre tierra, es decir defender a la madre tierra como sujeta de derecho y también posicionar a las personas y a los sectores que históricamente hemos sido excluidos, como sujetos y sujetas de derechos. En esta lógica, ahora quiénes son parte de CODECA ya no son sólo indígenas y campesinos sino también, se han articulado otros actores y sectores con los que compartimos estos sueños de cambios estructurales y por lo mismo, está en discusión asamblearia el cómo autodefinirnos. En lo que últimamente se ha ido avanzando, es que es un movimiento plurinacional, porque está constituido por todos los pueblos que habitamos Guatemala y en esa lógica, vamos a seguir luchando por la búsqueda del buen vivir de los pueblos.

― ¿Qué tareas realizan?

Las tareas que realizamos son varias, la principal lucha es la construcción del buen vivir desde los pueblos y los territorios. En esa lógica, seguimos luchando por un lado, por la constituyente, para generar cambios estructurales en todo el país; por otro lado, la lucha ya no solo por el derecho a la tierra, sino por defender a la madre tierra como sujeta de derechos, la defensa de los derechos humanos, del territorio, de los derechos colectivos de los pueblos indígenas. Las luchas de las mujeres, por la defensa del ambiente, del agua, que son luchas muy fuertes, la misma lucha no solo por los derechos a la tierra, sino también por el acceso de la tierra hacia las familias campesinas. Entonces, hacemos de manera permanente organización, formación política, movilización, comunicación, articulación desde los pueblos y territorios, y también, construcción del poder popular desde los pueblos.

― ¿Cómo ha sido este tiempo en pandemia en relación a la lucha que llevan adelante?

En Guatemala la pandemia ha sido utilizada por los sectores de poder, para reprimir más a los pueblos, saquear más al país. Con el argumento de la pandemia, implementaron diferentes medidas de restricción, sobre todo para los pueblos y los sectores empobrecidos, sin embargo, las transnacionales, las grandes empresas no pararon ni un solo día sus actividades. Eso demuestra la desigualdad que existe. Lamentablemente desde el gobierno central, como decía, utilizaron la pandemia para seguir saqueando, robando, para hacer más préstamos a nombre del pueblo, la Nación se endeudó más con el argumento de ayudar a las familias más empobrecidas, pero esa ayuda nunca ha llegado hacia las comunidades, solo fue para robar estos recursos. Desde el gobierno central se implementaron diferentes medidas restrictivas que son estados de sitio, estados de calamidades, estado de emergencia, todas estas limitaron todo tipo de organización, es decir, reuniones, movilizaciones, suspendieron el transporte público. Eso hizo que los movimientos nos quedáramos desmovilizados.

Sin embargo, se han buscado otras formas de seguir luchando. La corrupción, todo el saqueo, cada vez más se ha agudizado, la pobreza se ha agudizado más, desde el Estado no ha habido respuestas a las necesidades, ante la problemática, el sistema de salud colapsó, pero las violaciones a derechos humanos también se agudizaron más, sobretodo en las comunidades.

― ¿Qué formas se han dado para seguir visibilizando la resistencia ahora que la calle no es una posibilidad o es mucho más complejo ocuparla?

Con todas las medidas generadas por la pandemia, nos ha obligado a los movimientos sociales, principalmente a CODECA, a redefinir nuestras metodologías de trabajo. Es cierto que al principio, en el mes de marzo del año pasado cuando se establecieron las medias, por un tiempo nos quedamos paralizados, en primer lugar porque pensábamos que esto iba a pasar pronto, en segundo lugar, porque no sabíamos qué hacer. Estaban restringidas todas las reuniones, todas las movilizaciones, entonces nosotras también nos inmovilizamos en casa, que eso era la directriz o el mandato desde el gobierno. Pero después de un mes, que vimos que no mejoraba sino que se agudizaba toda la situación por un lado de saqueos, robos, corrupción, y por otro lado, el temas de las violaciones permanente a derechos, nos reunimos. Empezamos a utilizar la virtualidad como principal herramienta.

Entonces, hemos afianzado por un lado el uso de la virtualidad, aunque como movimiento social nos ha implicado también muchas limitaciones, porque la virtualidad se puede utilizar en los lugares más urbanos, en comunidades que están cerca al área urbana, pero lamentablemente en Guatemala hay muchas comunidades muy alejadas todavía que están fuera de toda conexión a Internet, también comunidades que no tienen dispositivos, entonces no ha sido posible contactar con todas, pero se ha ido avanzando. Se llamó primero a una reunión virtual a las dirigencias micro regionales, que fue bastante difícil contactar con todas, pero poco a poco se fue consolidando, se fue concretando y fuimos creando todas las redes desde las micro regiones. Se ha logrado ahora, hacer más efectiva esta metodología del uso de la virtualidad que las hemos usado en dos vías, por un lado, el hacer comunicación de las comunidades, desde los territorios, para visibilizar esas realidades, qué está pasando en las comunidades, en los territorios, dar a conocer las luchas, las apuestas y propuestas, y también toda la situación de vulneración y violación de derechos, que se están dando en las comunidades; y por otro lado, seguir la discusión mediante los conversatorios virtuales, porque también nos dimos cuenta después que la virtualidad nos da esta oportunidad, que podemos conocer, podemos interactuar con compañeros y compañeras, con hermanos y hermanas que están en otro territorios también, en otro países, y poder ir conociendo sus experiencias de luchas y resistencias. Es así como, sobre todo en el 2020, se inició toda esta experiencia de conversatorios virtuales de manera permanente, tanto a nivel local, comunitario y nacional, como a nivel Abya Yala, donde hemos estado discutiendo y reflexionando sobre diferentes temas. El tema de la tierra, del agua, las propuestas de cambios estructurales, las asambleas constituyentes y todos estos procesos de luchas y resistencias desde los territorios.

Podríamos decir que al principio la pandemia nos paralizó, porque no pudimos hacer nada, nos quedamos ahí quietos y quietas en casa, pero después utilizamos la virtualidad o las herramientas que tenemos, para seguir comunicándonos, coordinando, formándonos políticamente, intercambiando experiencias de luchas y resistencias desde lo comunitario, lo local a lo nacional y lo internacional.

― ¿El contexto de pandemia, aprovechando que todos miran para otro lado, posibilitó que los empresarios o gobiernos avanzaran contra ustedes?

En la época de pandemia, en las que no dijeron que nos quedáramos en casa, que se establecieron todas las medidas, también avanzó la represión, contra CODECA principalmente en Guatemala. Nosotros publicamos recientemente un documento que se llama “Represión en pandemia contra CODECA”, que demuestra que a pesar de ser un año bastante adverso en el que no nos han dejado movilizarnos, nos han limitado el derecho a la organización, también no solo se siguió dando el saqueo de las empresas, las empresas siguieron vulnerando derechos, sino que también siguieron reprimiendo.

El año pasado, en plena pandemia, asesinaron a tres dirigentes de CODECA, iniciaron procesos penales a varios compañeros. Hay más de 600 personas que resultaron de manera directa, víctimas de diferentes mecanismos de represión contra el movimiento, eso demuestra que la pandemia fue utilizada solo para afianzar este sistema neoliberal de saqueos, represión, sobreexplotación y de muerte para los pueblos.

Tejiendo redes: Colectivo CASA

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestra labor, sin los cuales todo esto no sería posible.

En este caso, hablamos con Angela Cuenca Sempertegui, Coordinadora del Colectivo CASA, institución sin fines de lucro que apoya el fortalecimiento de las organizaciones sociales que participan de los movimientos en defensa de los derechos ambientales desde el enfoque de la Ecología Política y la Gestión de Conflictos Socio Ambientales.

La Ing. Agrónoma, ecofeminista, activista y defensora de derechos humanos y socio ambientales, cuenta que el Colectivo de Coordinación de Acciones Socio Ambientales nació en febrero de 2008, en la ciudad de Oruro, Bolivia. En ese momento, “mientras en las comunidades se luchaba porque no desvíen el río para el llenado de un tajo de minería a cielo abierto, en la ciudad se negociaba con la empresa minera sobre el tipo de faroles que se iban a poner en el estadio para la Copa Libertadores”.

Por eso, la define como “una organización que nace desde la indignación y ante la preocupación por acompañar de un modo más cercano a las comunidades en situación de conflicto ambiental con operaciones mineras. Principalmente, al identificar la desigualdad y la injusticia que rodean este tipo de conflictos”.

Además, detalla que “en los 13 años que llevamos de trabajo, hemos podido también reflexionar y reconocer que en medio de la injusticia ambiental se vive otra forma de violencia estructural: la patriarcal. Esto, a partir de una participación activa de las mujeres que luego no se representa en los espacios de decisión”.

Esta institución participa en eventos y hace incidencia local, nacional e internacional. Acompaña y fortalece a organizaciones y comunidades que sostienen demandas socio ambientales. Realizan formaciones con la Escuela Itinerante de mujeres defensoras Warmi Yaku, que recorre las comunidades fortaleciendo políticamente a las mujeres en la defensa de derechos. También están impulsando internacionalmente la Escuelita por la Justicia Climática Feminista, apostando por la educación popular feminista como herramienta que reconoce los múltiples saberes. “Pensamos que las mujeres con las que trabajamos tienen un cúmulo de conocimientos y tratamos tan solo, de facilitar el proceso de revalorización”.

Forman investigadoras comunitarias intentando desafiar el obstáculo de las miradas externas y construir conocimientos y datos que sirvan y sean devueltos a los procesos. “Confiamos en la investigación militante como espacio de disputa política”.

Producen contenido como forma de proteger a las defensoras. Combinan realidades con técnicas de arte, así recogen las vivencias, denuncias y propuestas de las mujeres y sus comunidades. Además, hacen difusión por medios alternativos; campañas de denuncia y sensibilización con acciones presenciales o virtuales utilizando numerosas plataformas como su página web, Facebook, el blog OIEDC, Twitter y grupos de WhatsApp. Sumado a eso, “tenemos un equipo de acompañamiento psicosocial, porque lo emocional también es importante para la defensa del territorio”, cuenta.

En el marco de todo ese trabajo y en relación al cruce con Fundación Plurales, Angela explica que “somos aliados naturales. Compartimos visiones y acciones, hemos participado de espacios de incidencia, de fortalecimiento de capacidades y la protección de defensoras ambientales. Visibilizamos los despojos por extractivismos, acompañamos de forma directa a las organizaciones sociales, apostamos por procesos y no solo actividades, impulsamos escuelas de formación política ambiental feminista y somos organizaciones comprometidas con la defensa de derechos”.

Para concluir, y pensando en el contexto actual, resalta cuatro grandes y fundamentales desafíos, de muchos otros. “Uno de los grandes desafíos que nos ha traído la pandemia es poner la vida en centro y reconocer que la defensa del agua, la alimentación y la salud en contextos extractivos es urgente y más aún en este contexto de pandemia, donde los impactos y las necesidades en las mujeres se han amplificado”. El segundo es “mantener las acciones y continuar el tejido político socio ambiental a distancia y desde la virtualidad. No todas las comunidades y menos las mujeres, tienen acceso a la tecnología”.

Otro es la “defensa de derechos frente al impulso que están dando los gobiernos a los extractivismos, a título de reactivación económica”. Y el último y más sentido es “la contención emocional a las defensoras que son quienes cargan las crisis, además de seguir luchando por que se escuchen sus voces en comunidades patriarcales”.

Tejiendo redes: Fundapaz

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. Transitando la segunda ola y en medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestro labor, sin los cuales todo esto no sería posible.

En este caso, hablamos con el ingeniero agrónomo y apicultor Gabriel Seghezzo, que integra hace 25 años Fundapaz (Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz), que trabaja en programas de desarrollo rural en el norte argentino.

Gabriel, director ejecutivo, aclara que Fundapaz nació con una misión, trabajar con población rural, “esa era nuestra misión institucional original”. La organización tiene 48 años, nació en 1973, las Hermanas del Sagrado Corazón de Buenos Aires, donaron un colegio “en plena Capital Federal de un valor incalculable”. Relata que “en ese momento el NEA (nordeste argentino) era como la zona más pobre, una zona muy marginada, también había, para que te ubiques en el 73’, mucha cooptación, había como foco de guerrilla, era una zona súper conflictiva. Y en Reconquista, el Monseñor Iriarte, que dicho sea de paso está en un proceso de canonización actualmente, junto con otros obispos, fomentaron que se creara una organización laica. Si bien nacimos de esa donación de las Monjas del Sagrado Corazón, Fundapaz es laica, no tiene, no predica el credo, sí tenemos una relación con las Iglesias Católicas y Protestantes, pero somos laicos, no dependemos de ninguna Iglesia”.

En un comienzo, apoyaba a otras organizaciones, como por ejemplo INCUPO (Instituto de Cultura Popular). “Eso fue hasta que esa donación original se fue terminando, duró unos 7 u 8 años, en ese momento Fundapaz decide instalarse con equipos propios y empezar a generar proyectos. Se crean los equipos territoriales, empezamos en Vera, Santa Fe y Santiago del Estero. En el 82’, las Hermanas del Sagrado Corazón tenían una casita en Los Blancos, y nos pidieron si podíamos ir a trabajar con los wichis, en esa zona de Salta, totalmente aislada”.

Actualmente, trabaja en la región chaqueña argentina en las provincias de Salta, Santiago del Estero y norte de la Provincia de Santa Fe. La zona de trabajo en Salta se ubica al noreste de la provincia y abarca cuatro regiones: Bermejo-Ruta 81, Morillo – Los Blancos, Pilcomayo y Rivadavia Banda Sur. La zona de Santiago del Estero se ubica en el centro de esta provincia y abarca dos grandes áreas: Robles y Garza. En Santa Fe se desarrolló en el norte de la provincia, en dos áreas: la Cuña Boscosa y los Bajos Submeridionales.

Gabriel explica que desde el nacimiento, Fundapaz tuvo tres características que la diferencian de otras organizaciones pares o hermanas. Primero, que trabaja con población indígena y campesina, con ambos grupos; segundo, que tiene un proceso de reivindicación de derechos, pero también de uso de los recursos y por último, una fuerte intención de incidencia política y de relacionarse con los gobiernos.

Vincularse con dos grupos, indígenas y campesinos, “fue producto del trabajo, porque nosotros nos encontramos con que vivían en las mismas zonas, con los mismos problemas. Entonces, eso hizo que desarrolláramos metodologías de consenso y de acuerdos, sobre todo por los procesos de tierras. A veces nos critican en todos lados, porque dicen ‘ustedes no están con los indígenas, porque también trabajan con los criollos’. Bueno, nosotros aceptamos ese desafío de trabajar con los dos grupos”.

Fundapaz nació como una organización para fomentar los derechos de acceso a tierra y agua, pero también con sesgo productivo técnico de manejo de los recursos. “Reclamamos, junto con las organizaciones, el derecho de la tierra, pero al mismo tiempo generamos propuestas productivas para mejorar la vida de las familias. No nos consideramos una organización totalmente reivindicativa de derechos”.

Y sobre la tercera característica a la que se refiere Gabriel, dice que “parece bastante normal, pero no lo era al principio. La relación con los gobiernos no fue tan fácil, hacíamos intentos y muchas veces éramos criticados. Nosotros no tenemos esa posición, si sirve para el trabajo que hacemos nos sentamos con quien haya que sentarse, y consideramos que eso no vulnera nuestros principios. Trabajar con universidades al principio, incorporar la academia al trabajo de la ONG, también era un sacrilegio hace 20 o 30 años. Nosotros estamos convencidos de la potencia que tiene juntar la investigación académica con el trabajo de campo”.

“Como te puedes imaginar en 48 años hay mucha historia, muchas cosas que nos salieron bien, muchas que nos salieron mal y mucha agua bajo el puente. Pero somos una organización que se ha consolidado. Esto creo que no fue planificado, pero básicamente nuestro financiamiento siempre fue internacional, producto de esa donaciones de las Iglesias, entonces eso quieras o no, ha sido una gran libertad para sentarse a negociar. Nosotros nunca dependíamos de los fondos del Estado, y nos dimos cuenta con el tiempo que eso daba poder de decir ‘nosotros queremos hacer algo con ustedes, pero si no lo quieren hacer lo hago solo, no me interesa, ustedes hagan lo que quieran'», cuenta Gabriel. Actualmente, son 22 personas en planta en cuatro provincias y tienen una oficina central en Buenos Aires.

Gabriel detalla las líneas estratégicas de Fundapaz. El acceso a la tierra y el agua, al bosque y a los recursos naturales; un abordaje sobre el manejo de los recursos, todo lo técnico productivo; una tercer línea fuerte, son los procesos organizativos. “El corazón es que no trabaja con familiares individuales sino con grupos organizados, considera que la organización social es la base del desarrollo local, entonces trabaja fomentado, apoyando, fortaleciendo y creando organizaciones sociales, indígenas y campesinas”. Finalmente, el último eje es el de incidencia política, de trabajo político, “que nosotros la dividimos en dos niveles, el primero es el que hacemos con las organizaciones para que ellas hagan su planteo. Nosotros jamás nos arrogamos representatividad de las organizaciones indígenas y campesinas”. El segundo es que Fundapaz también se define como un actor político, “tiene voz política propia, expresión política con criterio institucional propio, producto de su historia, de que nuestros técnicos viven en sus territorios, viven en la zona. Somos de ahí, somos argentinos, podemos opinar, si bien nunca en representación de las organizaciones, sí en función de nuestra historia. El 90% de las veces coincidimos con las organizaciones, en algunas ocasiones no hemos coincidido y hemos mantenido posiciones diferentes”.

Nuestro tejido

En relación al cruce con Fundación Plurales, Gabriel cuenta que “en principio, institucionalmente nos cruzamos en algunos territorios, en Santiago del Estero, en algunas zonas de Salta. Fundapaz articula y tiene eso en su ADN, bienvenida las relaciones y cultivamos esa relación. Nuestro vínculo con Plurales vino a través de la ILC (International Land Coalition). Fundapaz avaló la inclusión de Plurales a la ILC y yo creo que ahí empezamos a cruzar más nuestras vidas institucionales con Semiáridos, después con ENI Argentina, ahora con Iniciativa Tierra y ODS y DAKI”.

“Fue como consolidándose esa relación a través de acciones muy concretas, basada en cosas concretas. Está muy bien lo conceptual, está bueno el marco teórico, pero si nos quedamos en eso yo siento que es una estafa para la gente con la cual trabajamos, la gente necesita ver algunas soluciones concretas. Creo que eso también fue haciendo nuestra relación y hoy tenemos muchos cruces concretos, muy buena onda, algunas discusiones y las vamos a tener siempre, pero no es un problema, para nada, la diversidad de opiniones es parte de la riqueza, no hay problema con eso, podemos pelearnos pero sabemos que en otras cosas no y está bueno”, cuenta.

Para adelante, “hay grandes oportunidades para trabajar juntos, cruces muy interesantes, podemos potenciar mucho lo que hacemos. Con Plurales hay mucha potencialidad, respetándonos las diferencias, muchas cosas por hacer juntos”.

A nivel general, actualmente en este contexto particular que vivimos, explica que la pandemia lo tiene cansado, “creo que como todo el mundo”. Según él hay un “uso abusivo de la justificación de cualquier cosa por la pandemia”. Desde el comienzo la lógica fue “qué vamos hacer para superar esto, entonces rediseñamos todo la metodología de comunicación con las organizaciones, nos pusimos hacer otras cosas, posibles investigaciones, documentos, mientras estábamos todos encerrados, empezamos a pensar. Tuvimos una ventaja gracias a nuestros equipo territoriales, hubo cosas que sí se pudieron hacer a nivel local”. Fundapaz realiza su trabajo bajo un proceso de capacitación, y asistencia técnica, con equipos locales interdisciplinarios que viven en los territorios y que tienen una relación cotidiana con las organizaciones.

“Nosotros desde el principio, nos propusimos que la pandemia era como una adversidad nueva dentro de las eternas adversidades que tenemos. Nos propusimos trabajar a pesar de la pandemia, por supuesto siempre hemos respetado protocolos y nos parece que así debe ser, además cerramos cuando se tuvo que cerrar todo. La pandemia nos permitió o nos obligó, a rediseñar estrategias y tecnologías de trabajos para superar ese escollo. Así como tenés la falta de agua, la pobreza, ahora tenemos la pandemia”, detalla y deja en claro que el contexto de este trabajo nunca es fácil.

*Les compartimos el reporte 2020 de Fundapaz