Gestión colectiva del agua en el semiárido chaqueño

En el marco de la Serie de Soluciones Verdes del Programa Euroclima+, se publicó «Gestión colectiva del agua en el semiárido chaqueño: pilotos demostrativos de opciones tecnológicas para agua de consumo, producción y sustentabilidad de los bosques».

Los autores son Paula Juarez (Fundación Plurales), Gabriela Faggi (INTA Las Breñas), Lucrecia Gil Villanueva (SAF) y Nicolás Avellaneda (ENI). Eliana DeBuck ( Fundación Plurales) colaboró en la sistematización.

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En la región del Gran Chaco Americano, al menos unas 5 millones de personas no cuentan con acceso a agua segura en su vivienda. En las zonas rurales tampoco se cuenta con adecuado saneamiento; y dadas las condiciones de sequía cada vez más largas y períodos de lluvia cada vez más cortos, también los campesinos y las comunidades originarias sufren de problemas para asegurar el agua para la producción.

En Argentina, el primer piloto demostrativo de Acceso a Agua en el Semiárido Chaqueño dio inicio en septiembre de 2020 a partir del proceso de trabajo de las Mesas Locales de Acción Climática impulsadas por el Proyecto Acción Climática Participativa (ACP), coordinado en Argentina por Fundación Plurales, que consideraron como máxima prioridad trabajar las soluciones para el acceso a agua. Se buscó generar una estrategia que tuviera la mayor capacidad de incidencia local y regional, por lo cual se desarrolló una alianza con el Programa SEDCERO. Agua para el Gran Chaco, una red colaborativa por el derecho humano al agua que trabaja en la región chaqueña, consiguió parte del co-finamiento del piloto y colaboró con personal técnico.

Las estrategias de este piloto contribuyen en la reducción de la vulnerabilidad de las poblaciones y organizaciones campesinas de las comunidades de San José de Boquerón, El Mojón y Villa Matoque de la provincia de Santiago del Estero (Argentina), y de las comunidades rurales de Pampa del Zorro y Pampa Ipora Guazú de Las Breñas, provincia del Chaco (Argentina).

¡Estamos de Estreno! Microdocumentales Guardianas del territorio

En el marco del Día de la Tierra, compartimos el primer capítulo de la serie microdocumental Guardianas del territorio : Mujeres, tierra y territorios.

En este capítulo, «El Algarrobo», defensoras ambientales de la cooperativa El Chacho (en Los Colorados) y del Grupo de Defensoras del agua de Famatina (Chilecito), de la provincia de La Rioja, nos muestran la belleza de su territorio y nos narran sus luchas para defender la vida a partir del trabajo entre mujeres rurales.

«Para nosotras, el algarrobo es importante porque es recuperar la vida, recuperar esa biodiversidad que hemos perdido y que nos fue alejando del vínculo con la Pachamama».

Defensoras Ambientales

La iniciativa es coordinada por Fundación Plurales en el marco del Programa Defensoras Ambientales, en alianza con el Fondo de Mujeres del Sur y cofinanciada por la Unión Europea en Argentina. Articulando con la Iniciativa regional Mujer Rural y la Coalición nacional por la Tierra Argentina – ENI Argentina (ambas iniciativas de la International Land Coalition) y el apoyo de las Embajadas de Países Bajos y El Fondo de Pequeñas donaciones de la Embajada de Canadá.

Ingresa al siguiente link y encontrar más información sobre los Microdocumentales.

MIRA, COMPARTE Y ¡DEFIENDE LA TIERRA! #EsHoradeActuar

Guía para la evaluación de políticas públicas con perspectiva de género

Fundación Plurales, junto al comité de género, mujeres y diversidades de ENI Argentina (Estrategia Nacional de Involucramiento Argentina), realizó una Guía para la evaluación de políticas públicas. El objetivo puntual de esta guía es contar con determinados parámetros para identificar y evaluar si una política pública es sensible o no al género y a la interseccionalidad.

Explorar y poner de relieve las relaciones de las mujeres y los hombres en la sociedad, y las desigualdades en esas relaciones es fundamental. ¿Quién hace qué? ¿Quién tiene qué? ¿Quién decide? ¿Cómo? ¿Quién gana? ¿Quién pierde? Cuando nos planteamos estas preguntas, también nos preguntamos: ¿Qué hombres? ¿Qué mujeres? El análisis de género rompe la división entre la esfera privada (que implica las relaciones personales) y la esfera pública (que se ocupa de las relaciones en la sociedad en general).

Una política con perspectiva de género e interseccional tiene que reconocer la desigualdad, que la naturaleza de la participación de las mujeres está determinada por las relaciones de género, que hacen que su participación sea diferente y, a menudo, desigual; entender que las mujeres pueden tener necesidades, intereses y prioridades diferentes, que a veces pueden entrar en conflicto con las de los hombres; describirla; conceptualizarla y tener acciones concretas que busquen revertirlas.

Esta guía permite determinar qué entendemos por política pública sensible al género, definir criterios de evaluabilidad y preguntas. Así, precisamos cuáles deben ser los aportes de las políticas. El uso, administración y control equitativo de los recursos naturales; empoderamiento de las mujeres ante riesgos de desastre; participación equitativa en procesos de toma de decisiones; distribución equitativa de beneficios y recursos públicos para el desarrollo; acceso equitativo a procesos de formación y capacitación; acceso a sistemas de información (sistemas de alerta temprana, sistemas para detectar lugares críticos respecto al cambio climático y gestión de riesgo por ejemplo); reconocimiento de necesidades e intereses de hombres y mujeres de distintos grupos étnicos y de distintas edades; reconocimiento de las afectaciones diferenciales y de las diversas vulnerabilidades que pueden sufrir hombres y mujeres según su edad y su pertenencia étnica y promoción de acciones afirmativas o medidas temporales a favor de las mujeres, en procesos que impulsen un desarrollo sostenible.

Agustina Calcagno, integrante de Fundación Plurales y del equipo que realizó la Guía, explica que en el marco del trabajo con el comité, surgió la necesidad de contar con herramienta y metodología de análisis para llevar a cabo el seguimiento de las recomendaciones que la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer) y el comité DESC (Derechos Económicos Sociales y Culturales) de Naciones Unidas realizó al Estado Argentino.

“Necesitábamos contar una herramienta práctica y sencilla que nos permita comprender los avances y retrocesos en materia de género y desigualdades que fuera específica para el análisis de los derechos de las mujeres rurales, indígenas y campesinas. Como por ejemplo: analizar el acceso al agua, al acceso a la tierra, a la distribución del poder en comunidades rurales e indígenas. Es decir, una herramienta que nos permita evaluar acciones de gobierno, políticas e iniciativas públicas, leyes, decretos, entre otras”.

Sobre el proceso de armado de la Guía, Agustina cuenta que “quisimos que sea una herramienta creada de forma participativa y colectiva con las miembras del comité. Al mismo tiempo, buscamos que fuera simple y fácil de implementar con las mujeres, que sea una herramienta que se ajuste a los conocimientos y necesidades del comité”. Ella enumera los pasos que realizaron para lograrlo.

  1. Realizaron un relevamiento de herramientas, matrices y metodologías que ya habían sido elaboradas por otras organizaciones que trabajan tanto en la temática de género como en temas de comunidades indígenas y rurales. Se basaron en documentos elaborados por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), Land Coalition, ONU Mujeres, OXFAM, entre otros.
  2. A partir del análisis e investigación de la herramienta construyeron una primera matriz en dónde establecieron qué criterios y preguntas querían hacerse a la hora de evaluar las políticas públicas y acciones.
  3. Con la base de un primer documento elaborado lo compartieron primero con las compañeras del comité y luego lo trabajaron en conjunto con una experta en evaluación de políticas públicas con quien afinaron su matriz inicial hasta obtener la versión final.
  4. Una vez que tuvieron la versión empezaron a testear con las miembras del comité, trabajando en el análisis participativo de políticas públicas de género y agricultura de Argentina. A medida que iban avanzando en las preguntas fueron ajustando los criterios y preguntas de la matriz. Se armó una guía para facilitar su aplicación.

“Tanto la construcción de la matriz como luego su implementación, dio lugar a un gran proceso de reflexión, análisis y aprendizaje para las miembras del comité. Durante el momento de construcción de la matriz supuso trabajar en construir nociones comunes en torno al género, la igualdad, la interseccionalidad, definición de derechos. El proceso de implementación implicó poner en práctica todo lo debatido y aprendido durante la fase de diseño, y también el darse cuenta que teníamos una herramienta que de ahora en más a través de sus preguntas, nos permitía analizar todo tipo de acciones”, detalla Agustina.

Hasta ahora, realizaron el análisis de la Ley de Agricultura familiar y campesina, la línea de crédito para mujeres del Banco Nación y el Proyecto de Ley Agroecología.

Los análisis tanto de la Ley de Agricultura Familiar como de la línea de crédito, les “ayudaron a generar evidencia concreta para la realización de acciones de incidencia pública. A partir de los mismos elaboramos cartas donde expresamos el estado de situación de las mujeres rurales, campesinas e indígenas en materia de autonomía económica, acceso al crédito y agricultura familiar y se las hicimos llegar a diferentes referentes públicos de ministerios, secretarías y direcciones nacionales”.

En el cierre, Agustina destaca que “tanto el proceso, como su implementación, fueron de gran importancia para la formación de las miembras del comité así como para el fortalecimiento de sus capacidades de liderazgo, incidencia pública, reducciones de desigualdades y análisis de género e interseccional”.

Fundación Plurales participó activamente de la CSW66

La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), dependiente del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), es el principal órgano internacional intergubernamental dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género. Documenta la realidad que viven las mujeres en todo el mundo y elabora normas internacionales en materia de igualdad de género.

Una vez por año, representantes de los Estados Miembros, entidades de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales (ONG) acreditadas por el ECOSOC de todas las regiones del mundo se reúnen, durante dos semanas, en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, para debatir sobre los avances y las brechas en la aplicación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing de 1995, el principal documento de política mundial sobre igualdad de género; y la 23ª Sesión Especial de la Asamblea General, celebrada en 2000 (Beijing +5), así como sobre las cuestiones emergentes que afectan la igualdad de género. Allí los Estados Miembros acuerdan medidas para acelerar los avances en esta materia en los ámbitos político, económico y social. Las conclusiones convenidas adoptadas por los Estados Miembros constituyen un modelo para que las y los líderes mundiales promuevan la participación y el liderazgo plenos y equitativos de las mujeres y las niñas en el diseño y la ejecución de políticas y programas sobre el cambio climático, el medio ambiente y la reducción del riesgo de desastres. ONU Mujeres apoya todos los rubros de la labor de la Comisión y facilita la participación de representantes de la sociedad civil.

Este año, entre el 14 y el 25 de marzo, se realizó el sexagésimo sexto período de sesiones de la Comisión, y Fundación Plurales participó activamente en diferentes sesiones, para seguir construyendo un camino y una red de mujeres organizadas y potentes.

La segunda reunión intergubernamental más grande de las Naciones Unidas que se celebra en Nueva York, culminó su período de sesiones de dos semanas y reconoció el importante papel que desempeñan las mujeres y las niñas como agentes del cambio para el desarrollo sostenible, en particular, para proteger el medio ambiente y abordar los efectos adversos del cambio climático.

Por primera vez, fue abordada la crisis climática como tema prioritario en esta comisión, y se analizaron y tomaron compromisos en función de abordarla. En el CSW66 se reconoció con preocupación que los efectos del cambio climático, la degradación ambiental y los desastres repercuten de manera desproporcionada en todas las mujeres y las niñas. Estos efectos pueden abarcar la pérdida de hogares y medios de vida, la escasez de agua, la destrucción y los daños causados a las escuelas y las instalaciones sanitarias.

La directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, expresó: «Los acuerdos alcanzados por la Comisión llegan en un momento cuando el mundo necesita con urgencia, la creación de soluciones nuevas y coherentes a las crisis interrelacionadas que nos afectan a todos los seres humanos. Ahora no sólo disponemos de un plan trazado con medidas prácticas y específicas encaminadas a fomentar la resiliencia y la recuperación mundial, sino también coincidimos en que las soluciones dependen de darles a las mujeres y las niñas un papel protagonista. Saquemos provecho del trabajo realizado aquí, pongamos en práctica estos acuerdos de inmediato y hagamos avanzar estas decisiones en todos los importantes foros que tenemos por delante, incluida la COP27».

El 15 de marzo Fundación Plurales participó en la sesión “Ampliación de las iniciativas de mujeres y jóvenes para combatir el cambio climático: soluciones y mejores prácticas”, organizada por el Reino de los Países Bajos. Coorganizado por Aurículas, Jonge Klimaatbeweging, WECF, WO=MEN Plataforma Holandesa de Género y Países Bajos Vrouwen Raad (NVR).

En este panel participaron Robbert Dijkgraaf, Ministro de Educación, Cultura y Ciencia (OCW), Países Bajos (TBC); Enaam Ahmed Ali, representante de ONU Mujeres 2022 para los Países Bajos; Lilian Gregorio, Fundación Plurales, una de las ganadoras del Premio Soluciones Climáticas Justas de Género de WECF; la Dra. Kaouthar Darmoni, Directora de Atria, Instituto sobre igualdad de género e historia de la mujer y Esin Erdogan, Jonge Klimaatbeweging (JKB), Movimiento Nacional Juvenil por el Clima.

Algunas de las cuestiones claves abordadas fueron el impacto del cambio climático y las políticas climáticas en la igualdad de género en los Países Bajos, se buscó compartir “historias inspiradoras” de acciones climáticas centradas en la juventud y las mujeres. Se destacó la importancia del apoyo y la colaboración gubernamental y del sector privado para la acción climática y ambiental y el intercambio de conocimientos; experiencias y lecciones aprendidas sobre políticas y acciones climáticas transformadoras de género, entre organizaciones de base, gobiernos e instituciones juveniles y feministas con liderazgo y la inclusión de más jóvenes y mujeres en la primera línea de los efectos del cambio climático.

A su vez, coorganizamos el Panel “La resistencia de las defensoras ambientales en América del Sur y las claves del financiamiento feminista”. Se realizó el 22 de marzo y participaron Silvia de Vecinxs Unidxs por un Ambiente Sano – VUDAS (Argentina), Rosalba de la Asociación Indígena Joguero Aty (Paraguay), Nancy de INMUOR (Bolivia) y Luciana de Antofagasta Resiste (Argentina). Ellas relataron sus experiencias de resistencia y las problemáticas específicas de sus territorios. Luego, tomaron la palabra tres directoras de ONGs y fondos. Lilian Gregorio de Fundación Plurales (Argentina) destacó la importancia de participar en espacios como la CSW, la incidencia social y política y la generación de herramientas para el compromiso de actores clave para ampliar la participación política de defensoras ambientales. Carmen Aliaga del Colectivo CASA (Bolivia) analizó el contexto en el que se desarrollan nuestros programas y Luz Aquilante del Fondo de Mujeres del Sur (Arg, Bol y Py) presentó un mapa de conflictos socio ambientales que enfrentan las defensoras ambientales y la importancia del financiamiento feminista a grupos de defensoras ambientales para seguir apoyando las resistencias e iniciativas.

Consideraciones finales

En el documento final de la CSW66 se exhorta a impulsar y fortalecer la influencia y la participación plenas, igualitarias y significativas de las mujeres y las niñas. Deben emprenderse esfuerzos específicos para amplificar las voces y el conocimiento de las mujeres marginadas, incluidas las mujeres indígenas, mayores de edad, con discapacidades, migrantes y aquellas que viven en zonas rurales, remotas y propensas a los conflictos y desastres. Es fundamental escuchar e incluir sus aportes en la gestión, conservación y uso sostenible de los recursos naturales, así como en los programas e iniciativas de mitigación y adaptación climática.

Las iniciativas para abordar el cambio climático, la degradación ambiental y la reducción del riesgo de desastres deben considerar lo siguiente:

-Promover la participación y el liderazgo plenos y equitativos de las mujeres y las niñas para lograr que la gestión de los recursos naturales y la acción climática, ambiental y de reducción del riesgo de desastres sean más efectivas. Las mujeres y las niñas están adoptando medidas climáticas y ambientales en todos los niveles, pero su voz, representación y participación deben recibir más apoyo, recursos, valor y reconocimiento.

-Aumentar la financiación con perspectiva de género a gran escala para la acción climática y ambiental y llegar a las cooperativas, empresas y organizaciones de mujeres. Tras los compromisos contraídos en virtud del Acuerdo de París y el Pacto Climático de Glasgow sobre mitigación, adaptación y suministro y movilización de fondos, transferencia de tecnología y creación de capacidad, los países desarrollados deben movilizarse y cumplir con la obligación que asumieron con los países en desarrollo y los pequeños Estados insulares en desarrollo. Además, la financiación climática debe ser cada vez más sensible al género para fortalecer las capacidades de las mujeres, la juventud y las comunidades locales y marginadas y sus organizaciones.

-Desarrollar la resiliencia de las mujeres en el contexto de los sistemas agrícolas y alimentarios, la gestión forestal y pesquera y la transición energética sostenible. Los suelos, los bosques, la pesca y los océanos son las principales fuentes de ingresos, medios de vida, protección social y empleo, sobre todo, para las mujeres y niñas que viven en la pobreza. El acceso igualitario y el derecho a los recursos importantes y los bienes productivos, como la tierra, el agua, la tecnología, el asesoramiento técnico y la información, pueden dar lugar a lograr una mayor seguridad alimentaria, a ampliar el uso de las energías renovables y a crear sistemas más justos, resilientes y sostenibles para toda la humanidad.

-Mejorar las estadísticas de género y los datos desagregados por sexo en el nexo entre género y medio ambiente, e impulsar transiciones justas con perspectiva de género. Los datos desagregados y las estadísticas de género sobre el cambio climático, la degradación ambiental y la reducción del riesgo de desastres, en especial con respecto a las diferencias de género en la vulnerabilidad y los enfoques de adaptación, mejorarán la capacidad de las personas encargadas de formular políticas para desarrollar y adoptar programas y políticas eficaces y con base empírica en todos los niveles, y promover las contribuciones específicas de las mujeres y las niñas en los temas relacionados con la conservación ambiental y la mitigación y adaptación al cambio climático.

Lilian Gregorio, que participó de las sesiones, cuenta por qué es fundamental participar de estos espacios. “Participar tanto en el Comité como en la COP (Conferencia de las Partes, Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), nos hace primero y principal, tener la posibilidad de hacer planteos y posicionar voces de mujeres defensoras ambientales y nuestras, en relación a temas que a veces no son temas que tienen tanta prensa y difusión, y que requieren ser reconocidos. Es importante hacer este aporte, cuestionar al Estado, a los gobiernos, sobre todo en la defensa de los Derechos desde el plano ideológico y poder plantear algunas cuestiones que están fuera de agenda. También, nos articulamos en torno a la presentación de Informes Sombra que después son divulgados en estos espacios. Esos informes, declaraciones y diagnósticos nos dan un proceso organizativo para poder producirlos. Entonces, hay un proceso participativo por el cual producimos información que después son discursos colectivos consensuados que tienen un intercambio de base y que permiten posicionar voces de defensoras ambientales y ONGs que trabajamos en cosas que no son divulgadas desde otros espacios”.

En relación a las mujeres y el cambio climático, Lilian detalla que son centrales “la opinión de las jóvenes y de la academia. Además, estos procesos que requieren la participación de todos y en especial de las mujeres, demandan fondos y apoyos especiales para coberturas, acciones y prácticas”.

Tejiendo redes: Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA)

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecieron. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. En ese marco, desde 2020, comenzamos a realizar una serie de entrevistas para visibilizar los espacios con los que a diario realizamos nuestra labor, sin los que todo esto sería posible.

En este caso, hablamos con Maite Smet, feminista trabajando por la justicia de género, social y ambiental y coordinadora de la Alianza GAGGA, el acrónimo para el nombre en inglés: Global Alliance for Green and Gender Action, que trabaja con Mujeres, niñas, personas trans, intersex y no binarias. Ella trabaja para las tres organizaciones que están liderando esta iniciativa, principalmente el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM), que es la organización líder de la Alianza, un fondo de mujeres radicado en Centroamérica y que trabaja a nivel regional, en colaboración con Both ENDS, que es una ONG socioambiental y Mama Cash, también un fondo de mujeres, ambas radicadas en Holanda pero que trabajan a nivel global.

Oficialmente, GAGGA inició en 2016 con financiamiento del gobierno holandés, bajo el marco político Dialogue and Dissent. Pero, “honestamente, este trabajo empieza desde antes cuando muchos fondos de mujeres veían la necesidad de poder apoyar a colectivos liderados por mujeres en temas de Justicia ambiental y al mismo tiempo lo mismo con organizaciones, fondos y ONGs ambientales que veían la importancia de priorizar el género y la justicia de género en su trabajo”, cuenta. Entonces, a través del liderazgo de organizaciones aliadas como Prospera (Red Internacional de Fondos de Mujeres) y Global Greengrants Fund (GGF), se armaron espacios colectivos de construcción, como el Summit on Women and Climate 2014 en Bali, que «unió a muchos de estos fondos con defensoras y activistas ambientales y surgieron ideas de colaboración para fortalecer este trabajo en el nexo de los derechos de las mujeres, justicia de género y justicia ambiental. Reconocemos que los movimientos feministas, de mujeres, ambientales y climáticos lideran un trabajo con el mismo fin, aunque por ahí no se reconoce como tal. Estos movimientos trabajan por el cambio estructural, luchando contra las opresiones sistémicas que llevan a muchas de las inequidades dentro de nuestras sociedad, como el patriarcado, el racismo, el capitalismo y el colonialismo».

Maite explica que “surgió la oportunidad de presentar una propuesta al gobierno holandés, con esta intención de fortalecer y unir estos movimientos, pero Mama Cash y Both ENDS ya estaban liderando otras alianzas que iban a ser presentadas y tenían el potencial de poder trabajar con un fondo que está en el sur global para ser la organización líder de la alianza. Por eso pensaron en el FCAM, un fondo de mujeres muy reconocido por su trayecto en apoyar los movimientos de mujeres y feministas en Centroamérica”.

Imagen: RENAMAT (Bolivia)

La Global Alliance for Green and Gender Action “se rige por asegurar el liderazgo y que haya espacio para mujeres, particularmente de movimientos locales u organizaciones comunitarias que están trabajando en temas de Justicia ambiental y climática, que en muchos casos han sido excluidas de procesos de toma de decisiones, en temas de financiamiento y no han sido consideradas como actoras de cambio en estos temas, aunque sabemos que lo son”. GAGGA prioriza el acompañamiento y financiamiento de estos colectivos, y lo hace a través de los fondos de mujeres y socio-ambientales. En este momento son un total de 24 fondos de mujeres y socioambientales, incluyendo al FCAM y Mama Cash como fondos de mujeres. Maite detalla las formas de acompañamiento que hacen con las organizaciones. “Primero dar apoyo directo a grupos y colectivos, a través de sus propios mecanismos de financiamiento y acompañamiento. Es importante destacar que nosotras no exigimos que tengan una manera de hacer las cosas, confiamos mucho en su trabajo, reconociendo que ellas han trabajado por mucho tiempo en sus regiones y contextos y con los movimientos directamente. Adicionalmente también trabajamos con ONGs que proveen un acompañamiento no financiero, como legal, técnico, temático sobre la justicia climática y ambiental. Eso nos permite apoyar a más de 400 organizaciones comunitarias mayoritariamente lideradas por mujeres en América Latina, África y Asia”.

Estos tipos de acompañamiento que realizan, tienen que ver con la vinculación de procesos de incidencia de lo local a lo regional e internacional y viceversa. “Aquí la organización Both ENDS tiene un rol muy muy grande, particularmente en relación al sector privado o el gobierno holandés y sus inversiones y políticas públicas que puedan tener un impacto directo en comunidades que están en el sur global. Obviamente empezamos con Holanda, recibimos el financiamiento de ellos y tenemos ese acceso para hacer esa incidencia, pero también tratamos de incidir en otros espacios, particularmente con donantes, inversores y gobiernos”.


Los tiempos de pandemia

Sobre la crisis sanitaria mundial que vivimos, Maite cuenta que “las organizaciones han seguido haciendo su trabajo, convirtiéndose en más importante aún, y nosotras tratando de buscar las mejores maneras de apoyarlas”. Destaca que como mucho de lo que tenían planificado pasaron a ser virtual, “ahí vemos la resiliencia de los movimientos que se organizan, da lo mismo cómo, pero se organizan. Han hecho mayoritariamente todas las cosas virtuales y cuando hay oportunidad de reunirse lo hacen con todas las medidas sanitarias que se requieren”.

La incidencia resultó más difícil, “porque por la pandemia, los gobiernos restringieron la movilización y participación en espacios de toma decisión, limitando la participación de gente. Adicionalmente, lo que hemos visto más este año, en particular, que los años anteriores, es que mucha gente se ha contagiado, lo que ha afectado también el trabajo, dado que las personas se tenían que cuidar o cuidar a familiares”.

En relación al apoyo particularmente, en el primer año de la pandemia desde GAGGA se lanzó un fondo de autonomía y resiliencia, “dado la pandemia, muchas de los grupos y colectivos que apoyamos se quedaron sin comida, sin agua o sin sustentos económicos. Con un total de €255,000 pudimos apoyar a más de 45 organizaciones en 21 países para que pudieran fortalecer sus sistemas comunitarios de resiliencia. Por ejemplo, comprar insumos para una huerta comunitaria o materiales para un sistema de agua comunitario, siempre liderado por las organizaciones comunitarias”.

Nuestro tejido

Fundación Plurales dentro de GAGGA tiene un rol de ONG. “COmo expliqué, dan un acompañamiento no tanto financiero, más que nada legal o técnico, también en temas de procesos de incidencia crean espacios, ayudan con las demandas, vinculan las organizaciones con otras y colectivos”. Maite explica que ahí “Plurales ha jugado un rol muy importante para apoyar a compañeras y colectivos que están haciendo mucho trabajo alrededor de la justicia climática. Efectivamente, lanzaron la Escuela Feminista para la acción Climática (EFAC), donde se reúnen varias de estas cosas. Las capacitaciones, fortalecimiento de capacidades, pero también apoyar sus demandas, entender que su trabajo es acción climática. Han podido reunir varias organizaciones que son apoyadas por los fondos de GAGGA para ser parte de esta Escuela Feminista”.

La EFAC es una Plataforma Virtual para la formación e intercambio entre grupos de defensoras de derechos humanos y ambientales (GDDHA), y amplificar el poder de las voces de las mujeres en los territorios.

Lo que viene

La coordinadora de GAGGA enumera varios desafíos que se presentan para adelante en pandemia. “Creo que uno de los desafíos más grandes es que hay una necesidad de que sigamos trabajando virtualmente, y particularmente para organizaciones que apoyamos, muchas son de comunidades rurales o indígenas que no tienen acceso a Internet para poder hacer esto, eso es un desafío grande y continuamente vemos qué hay que hacer”. La fortaleza del ecosistema de GAGGA, a través de los fondos y las ONGs, puede dar el apoyo que necesitan para conectarse. Por ejemplo, si una organización quiere participar en un evento internacional o hacer una ponencia, se dan varias herramientas para que accedan a este. “Para que tengan internet le compramos un paquete de datos o las ayudamos para que se vayan al centro más cercano donde hay Internet y de la manera más segura, tratamos de encontrar maneras y usamos nuestra red para asegurar eso”. En esta misma línea, un desafío es no poder reunirnos, “creo que eso nos ha hecho mucha falta como red, como alianza y también en temas de construcción de movimientos. La posibilidad de poder vernos de nuevo cara a cara, organizarnos, planificar acciones conjuntas sería muy potente pero lo vemos lejos”.

Por otro lado, se refiere a la crisis de las tareas de cuidados que desató esta pandemia. “El covid ha afectado directamente la salud de las personas y las organizaciones, o sus familiares o gente en su comunidad, y eso requiere que esa persona no trabajé, se cuide o cuide a otros y el tema del cuidado propio o el colectivo es super importante en la pandemia y muchas veces no se considera. Entonces ahí tratamos de ser lo más flexible posible para que reciban ese apoyo”.

“Lo otro que hemos visto, es que la pandemia ha exacerbado mucho las inequidades que ya existen en nuestra sociedad, a nivel económico, social, político. Entonces, hay que entender que muchas comunidades no solamente están enfrentando la crisis climática, sino una multitud de crisis que requieren mucha flexibilidad en el apoyo que les demos para enfrentarlas y que asegure su bienestar y el bienestar de su colectivo o de su comunidad. Eso también es un desafío, que se entienda que el trabajo que hacen va más allá de la acción climática, que también hay necesidad de salarios buenos, que se puedan cuidar, que tengan tiempo de descanso y eso no se prioriza mucho cuando se trabaja con movimientos».

Finalmente, Maite alerta que los gobiernos están priorizando la reactivación económica, “muchas industrias extractivas han recibido dinero y han podido avanzar con sus actividades como si no hubiera pandemia, eso ha afectado mucho a comunidades directamente y por el encierro no han podido tomar las acciones que podrían si estuviéramos en un momento normal”. Al igual que Zulema Burneo, coordinadora regional para América Latina y el Caribe de la Coalición Internacional para el acceso a la Tierra (ILC), en nuestra anterior entrevista, hace hincapié en los procesos de reactivación económica post pandemia. “Esta prioridad económica de los gobiernos está teniendo un impacto directo en avanzar con industrias extractivas, que al final no ayudan ni a nivel comunitario ni tampoco con la crisis climática a nivel mundial”, cierra.

Foto de portada: WoMin African Alliance