CSW68: nuestra agenda de mujeres latinoamericanas y derechos territoriales 

A partir del 11 y hasta el 22 de marzo, se realiza el 68º período de sesiones anual de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW68). Este año la mayor reunión anual de las Naciones Unidas (ONU) sobre la igualdad de género tiene como tema prioritario “acelerar el logro de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas abordando la pobreza y fortaleciendo las instituciones y la financiación con perspectiva de género”.

La CSW, dependiente del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), es el principal órgano internacional intergubernamental dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género. Documenta la realidad que viven las mujeres en todo el mundo y elabora normas internacionales en materia de igualdad de género. Los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, especialistas y activistas de todo el mundo participamos de las sesiones para “acordar acciones e inversiones que puedan hacer avanzar la igualdad de género”.

Así como otros años, los objetivos de nuestra participación tienen que ver con conocer qué está en la agenda de los organismos multilaterales, gobiernos y sociedad civil en relación con el tema priorizado por ONU Mujeres y vincularnos con otras organizaciones y actores claves que puedan apoyar nuestros propios objetivos. Nuevamente, como hace varios años, estamos atentas a este evento global porque creemos que es importante saber si las agendas puestas en discusión están efectivamente vinculadas a los intereses y necesidades más urgentes de las mujeres, niñas y disidencias, especialmente de los sectores más vulnerables y precarizados.

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Evento paralelo con Mujer, Tierra y Territorio

Puntualmente, este año Fundación Plurales estará participando de manera virtual a través de un evento organizado en el marco del Foro NGO (Non-Governmental Organizations –  Organizaciones no gubernamentales) CSW68 por la Plataforma Mujer Tierra y Territorio de la International Land Coalition América Latina (ILC LAC).

“El programa de eventos paralelos o actividades organizadas fuera del programa formal, brinda una excelente oportunidad para que los Estados miembros, las entidades de las Naciones Unidas y las ONG discutan temas de la Comisión y otras cuestiones críticas de igualdad de género”.

“Agenda de las mujeres latinoamericanas por la igualdad de derechos territoriales” busca visibilizar las brechas sobre el acceso de las mujeres rurales a la tierra y a los servicios públicos, así como reconocer y difundir las luchas y agendas de las mujeres rurales de Latinoamérica para la defensa y exigibilidad de sus derechos en pro de la igualdad. Será el martes 19 de marzo y además de Fundación Plurales, contará con la participación de mujeres representantes de FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), de la Organización de Mujeres Indígenas Yukpa de la Sierra de Perijá (Oripanto Oayapo Tuonde) de Venezuela, de Luna Creciente de Ecuador, de la Coalición de Mujeres del Caribe por la Tierra y el Territorio de Colombia y de la Red Centroamericana de Mujeres Rurales, Indígenas y Campesinas (RECMURIC) de Nicaragua, Guatemala y Salvador.

La inscripción es libre y gratuita y podrán ver el evento transmitido a través del perfil de Facebook de Mujer Tierra y Territorios

“Las mujeres de América Latina y el Caribe, y en particular las mujeres rurales, continúan haciendo frente a las grandes brechas para alcanzar la igualdad en las mismas condiciones. Las cifras de pobreza, el acceso a servicios y a la tierra siguen siendo grandes, sobre todo en las zonas rurales. Frente a ello, mujeres rurales de diferentes países de la región de Latinoamérica se han articulado para construir sus agendas regionales y exigir sus derechos”.

Plurales reconocida con el premio “Berta Cáceres”

Será el jueves 7 de marzo, durante la Séptima “Jornada por la Defensa del Ambiente y el Buen Vivir”, organizada por la Red de Defensoras del Ambiente y el Buen Vivir, en el Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación.

Este reconocimiento se entrega en honor a las trayectorias de vida y militancia que apuntan a favorecer la colaboración solidaria, jurídica, política, económica y sanitaria de mujeres que protagonizan la defensa del ambiente y la construcción del buen vivir, y se realiza en el mes del Día Internacional de las Mujeres y del Paro Internacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries (8 de mazo) y en conmemoración al aniversario del asesinato de Berta Cáceres (3 de marzo de 2016).

Además recibirán el reconocimiento investigadoras, mujeres líderes, asociaciones y colectivos que vienen trabajando en diversos temas de importancia para la Red DAyBV y el ecofeminismo. Durante el encuentro también se desarrollará un panel de discusión sobre los desafíos actuales del ecofeminismo con la participación de Patricia Lizarraga de la Fundación Rosa de Luxemburgo, Rosalía Pellegrini de la Asociación Mujeres de la Tierra, Pía Marchegiani de FARN y Laura Salazar del IANIGLA- CONICET.

La Red

La Red de Defensoras del Ambiente y el Buen Vivir (Red DAyBV) es parte de la Red Latinoamericana de Ecofeminismo. Nació en el 32° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, No binaries e Intersex en Resistencia, Chaco; y se convirtió en Red Latinoamericana en el 14° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en Montevideo, Uruguay.

“Conformamos una red federal de relaciones para favorecer la colaboración solidaria, jurídica, política, económica y sanitaria de mujeres que protagonizan la defensa del ambiente y la construcción del buen vivir. Nos proponemos fortalecer actividades concretas de difusión, concientización, incidencia política y entramado de experiencias en relación a la defensa del derecho humano a un ambiente sano y el buen vivir”, explican en su web.

Berta

La hondureña Berta Cáceres lideraba el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y se enfrentó a Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) para defender el río Gualcarque, donde pretendían construir la represa hidroeléctrica Agua Zarca, que traería como consecuencia profundos daños al medioambiente y a la comunidad lenca.

El 2 de marzo de 2016, hombres armados ingresaron a su casa y la asesinaron. Al momento del crimen, Berta tenía medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ante las reiteradas amenazas que había recibido.

En diciembre de 2019, un tribunal de Honduras condenó a cuatro de los ocho acusados a 34 años de prisión por el asesinato y a 16 años por el intento de asesinato del mexicano Gustavo Castro. Otros tres fueron sentenciados a 30 años de prisión como coautores del crimen. Recién en 2021, la justicia encontró culpable a David Castillo, ejecutivo de la empresa DESA.

Aún falta juzgar al gerente de la empresa, que la propia Cáceres denunció por corrupción. La causa sigue abierta y se trabaja en identificar otros autores intelectuales involucrados en el asesinato.

El contexto social, político y económico de nuestros territorios es alarmante y violento, no solo por los severos efectos de la crisis climática, sino también por el modelo de desarrollo económico hegemónico: capitalista, patriarcal y colonialista. El avance de los megaproyectos extractivistas, la implementación de políticas neoliberales y la presión de grupos anti-derechos afectan a nuestros pueblos y comunidades, pero principalmente a mujeres. En este marco la Red DAyBV explica que “en un mundo que se dirige aceleradamente hacia una crisis ecológica global y un deterioro ambiental inevitable, las mujeres nos auto organizamos a través de continentes y fronteras en la defensa de los derechos de la naturaleza y de las personas. La dimensión ecológica y feminista que otorga el ecofeminismo es central para promover una transición a una sociedad más justa donde se protejan la vida humana y se respeten los límites que nos permite la naturaleza. Desde el 1er encuentro a hoy: la marea verde fue una explosión, no dejó a nadie distraído. Y la Red nos deja vernos entre nosotras y vincular nuestras acciones”.

Para Plurales es importante que otres hayan visto en nuestro trabajo esa impronta de la Defensa de Derechos y el acompañamiento en los territorios, siempre con otres en colectivo. Dedicamos este premio a la memoria de Berta Cáceres, referenta de las defensoras, y a todas aquellas defensoras que aún hoy, día a día, defienden su territorio y comparten sus luchas para que todas hagamos una sola causa: la Defensa del Ambiente, nuestra casa común.

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“El Encuentro es la certeza de que las mujeres unidas están confrontando y planteando alternativas concretas a la crisis climática”

El 3 y 4 de noviembre se realizó en Buenos Aires el 1° Encuentro Latinoamericano de Defensoras Ambientales para la Acción Climática. Fue organizado por Fundación Plurales, Colectivo CASA y Tierra Viva, y participaron más de 40 mujeres representantes de 30 organizaciones de Defensoras Ambientales de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México y El Salvador.

Durante dos días nos tejimos en lucha. Desde una ceremonia pidiéndole permiso a la Pachamama para iniciar el evento, hasta encontrarnos en persona y poder darnos el abrazo que nos debíamos después de años de virtualidad y pandemia, el Encuentro tuvo de todo. El objetivo que nos propusimos se cumplió con creces. Impulsamos alianzas entre las organizaciones para llevar adelante acciones colectivas en defensa de los territorios, compartimos estrategias de incidencia, visibilización y fortalecimiento de estas iniciativas por la justicia de género y justicia climática. Pero principalmente, nos vimos cara a cara, nos conocimos y nos abrazamos sin intermediarios.

Aquí les compartimos, a través de las voces de las mujeres que participaron, algo de lo que fue este encuentro.

Las huellas del Encuentro en nosotras

“Lo que me dejó el Encuentro fue una maravillosa oportunidad de compartir y saber que las necesidades de nuestra comunidad también eran las necesidades mismas en Latinoamérica. Que todavía persiste esa brecha de género en la propiedad de la tierra y que a pesar de esto, las mujeres rurales tenemos el reconocimiento y ese papel que está bien enraizado, porque es decisivo en el desarrollo de la soberanía alimentaria y la erradicación de la pobreza. Todo esto sin cambiar ese ecosistema en donde tuvimos la fortuna cada una de las mujeres latinoamericanas, de nacer para defenderla, cuidarla, protegerla y también para ir regenerando, cuidando esas heridas que va haciendo el Estado y las compañías. Esa fortaleza me dejaron mis hermanas latinoamericanas para seguir en este camino”, cuenta Marisol Angulo, integrante de la Red Ecuatoriana de Forestería Análoga (REFA).

Por su parte, Lesbia Pérez, que representa al Consejo de mujeres de la Asociación de Forestería Comunitaria de Guatemala Utz Che’, detalla que “fue bastante buena la experiencia que nos dejó el intercambio. Conocer temas tan importantes que a veces desconocemos. Conocer las experiencias de nosotras, como mujeres, y ponernos en los zapatos de las otras compañeras. Lo otro que me dejó es venir y replicar con las compañeras y contar nuestras experiencias, porque somos diferentes de país a país, de territorio a territorio”.

Adela Guerrero, integrante de la Asociación Nochari de Nicaragua, destaca que el Encuentro fue “un espacio de mucho intercambio, aprendizaje, conexión entre nosotras, las mujeres, con la madre tierra”, donde pudieron compartir “nuestro aprendizaje de las dos escuelas feministas”.

“Para mí fue un evento bastante importante, de mucha fortaleza, de relacionamiento entre mujeres de los diferentes países, de intercambio de experiencias. Nos fortalecimos bastante, pudimos estrecharnos en abrazos, fue maravilloso”, describe Bernarda Benítez Gudiño de la Asociación de Mujeres de la provincia O’Connor (AMPRO) en Bolivia.

Nelly Alcaraz, del Equipo de Mujeres Campesinas del Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR) en Argentina, coincide con todas en que el evento le dejó una sensación de mucha fortaleza por la unidad entre compañeras de Latinoamérica.

Jenny Luján, que pertenece a la Asamblea por la Vida Chilecito y Mujeres Defensoras del Agüita del Famatina en Argentina, describe el Encuentro como “una potente posibilidad de tejer redes latinoamericanas de resistencia al extractivismo, modelo de producción y desarrollo de muerte, y construir espacios de intercambios de saberes que fortalezcan las luchas territoriales. Un espacio amoroso, genuino y potente con mirada y sentires de mujeres”.

“El Encuentro fue una experiencia sumamente enriquecedora, tanto personal y para mi organización, porque fue un espacio donde una pudo conocer cuáles son las luchas que están llevando las diferentes compañeras en distintos países de Latinoamérica. También dar a conocer lo que uno está haciendo dentro de su país, cuáles son las herramientas que están usando las compañeras para seguir el trabajo desde las organizaciones, desde las comunidades. Y fue una experiencia enriquecedora, vuelvo a decir, porque te das cuenta que no estás sola, que también otras compañeras en otros países, en otras regiones, que tienen realidades diferentes en lo que respecta a veces al medioambiente, a la zona, al territorio, sí tenemos los mismos problemas y las mismas dificultades. A veces también vemos que están usando nuevas herramientas, nuevas formas de lucha y eso nos sirve para venir a replicar en nuestras zonas”, destaca Alba Osuna, integrante de la Red de Mujeres de Pilar, Paraguay.

Por su parte, María del Carmen García, de la Escuela para Defensoras en Derechos Humanos y Ambientales Benita Galiana de Guadalajara, México, explica que le quedó “la alegría de articularnos en esta alianza de justicia contra el cambio climático. Conocer el trabajo de otras escuelas que luchan contra los megaproyectos de muerte, los monocultivos, y las minerías. Algo de lo que también me dejó es esta necesidad de continuar analizando y debatiendo nuestras posturas políticas ante las Cumbres Internacionales y la situación geopolítica», pero “aterrizar en lo propio y no en lo ajeno, hacer mayor conciencia en esta alianza de lo que queremos hacer y que no nos jalen las olas internacionales”.

“El Encuentro de defensoras ambientales me dejó mucho conocimiento, experiencias e ideas de otras compañeras que como han luchado para defender sus territorios, la Madre Tierra, les ha tocado sufrir para poder lograr sus objetivos. -cuenta la hondureña Leylis Vijil, parte de la Unión de Empresas del Sector Social de la Economía Ambiental de Marcovia (UEDESAMAR)- También podemos notar que tenemos el mismo problema con las industrias extractivistas. Debemos seguir unidas, luchando para ayudar a nuestros territorios”.

Por último, María de Jesús Jiménez, de la Asociación de Mujeres Indígenas en Santa María Xalapan, Guatemala, cuenta que para ella el evento “fue de mucho fruto”. Explica que “pudimos conocer las diferentes luchas que tenemos en los territorios y compartir nuestras experiencias. Es importante encontrarnos entre defensoras en Latinoamérica para poner allí nuestras luchas y transmitir conocimientos para las otras y para nosotras”.

La salida es colectiva

Todas las mujeres coinciden en la importancia de generar espacios donde intercambiar las luchas y herramientas. Pero además “es muy importante encontrarnos entre defensoras ambientales para sanar nuestras heridas que se van haciendo en este día a día por defender nuestro territorio, por defender a la Madre Tierra y esa fortaleza que nos vamos dando unas a otras”, describe Marisol de Ecuador.

Lesbia, de Guatemala, cuenta: “Nosotras agarramos más valor al saber que somos muchas en el mundo que defendemos nuestro territorio, defendemos a muchas compañeras y venir a ponerlo en práctica en nuestras organizaciones de base”. Agrega además, que ya contó la experiencia en su organización de base en su territorio y compartió todas las herramientas que aprendió.

“El Encuentro es la certeza de que las mujeres unidas están confrontando y planteando alternativas concretas a la crisis climática, que estas propuestas están ancladas en una historia, en una herencia de lucha contra diferentes proyectos extractivos que nos ha servido como experiencia para poder identificar a los responsables de la crisis climática que estamos viviendo. Considero también, que es muy importante seguir promoviendo, impulsando y participando en espacios entre mujeres, sobre todo en clave de los intercambios de las estrategias en formación en base a la educación popular feminista”, explica Carmen Aliaga, parte del colectivo de coordinación de acciones socioambientales del Colectivo Casa en Bolivia, que a su vez integrante la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales, que coordina la Escuelita por la Justicia Climática Feminista, que une a compañeras de El Salvador, Guatemala, Honduras y Bolivia.

“Estos encuentros son un generador de energía, de mucha energía positiva, mucha buena vibra -describe Alba- Se entablan amistades, relaciones de compañerismo. Relaciones sororas que uno necesita para seguir adelante, para que te fortalezcan en lo personal, pero también crea vínculos con las organizaciones. Es muy importante porque de ahí en adelante se puede generar una sinergia, una simbiosis entre regiones. A veces nos damos cuenta que conocemos poquísimas organizaciones de mujeres que están trabajando también en las mismas cosas que nosotras”.

Hermógena Calderón, de la Red Nacional de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra (RENAMAT) de Bolivia, se refiere también a la importancia del intercambio y el encuentro, “para tener una línea base de coordinación, para el apoyo mutuo”. Afirma: “La Unión hace la Fuerza!”. Además, es fundamental reconocer a los enemigos comunes. “Nuestras luchas son contra el mismo monstruo que nos oprime, el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo. Este es el sistema que nos despoja a diario de la vida, nuestra salud y nuestros bienes comunes. Nuestra fuerza siempre será la organización colectiva, juntas somos más fuertes”, afirma Carmen de México.

Ibis Colindres de Fondo Tierra VIVA en Honduras, explica que “existe una riqueza de soluciones climáticas lideradas por mujeres que están aportando a la mitigación y adaptación al cambio climático en la región de América Latina”. En ese marco, exige: “Es urgente que cuenten con el respaldo político y apoyo financiero por parte de los tomadores de decisión en todos los países”.

Voces urgentes desde América Latina

“Estamos sufriendo las consecuencias de aquellas malas planificaciones, decisiones y acciones del Estado y de las empresas privadas extractivistas. El calentamiento global ya no tiene retroceso, por lo tanto nosotras las mujeres rurales de Latinoamérica, estamos en defensa de nuestros espacios y de nuestros territorios para conservar la vida en armonía con la naturaleza, que también es mujer, y como dadoras de vida aportar a la seguridad alimentaria y así permitirnos la coexistencia y la resiliencia con la naturaleza y con esto asegurar la vida”, cuenta Marisol desde Ecuador.

Frente a la pregunta de qué es urgente que toda Latinoamérica y el Caribe sepa, las respuestas son contundentes. Las voces se levantan, la fuerza es imparable.

Lesbia desde Guatemala: “Tenemos que saber con urgencia el impacto que están causando las agroindustrias, todas esas empresas que están causando daño. El cambio climático, eso es urgente, lo tenemos que saber todos los habitantes del mundo, incluso”.

“No solo en Honduras las empresas se están disfrazando de traje verde. Estamos luchando, pero siempre pues un poco como intimidadas, porque a una le da miedo porque ya ve lo que ha pasado aquí en Honduras, las mujeres son víctimas. Que se logre hacer algo para seguir luchando y hacer una sola voz, unirse y gritar que estamos luchando por nuestros territorios, nuestras tierras, nuestros recursos porque ya no es bueno quedarse callada, hay que alzar la voz entre defensora, entre mujeres luchadoras, latinoamericanas que van a defender nuestros territorios. Mujeres que van a defender con dientes, uñas, todo. Me siento motivada, siempre con la emoción de que vamos a hacer algo por nuestros territorios, nuestras tierras”, dice Leylis.

Carmen de Bolivia, explica que “las mujeres campesinas y defensoras aprendemos y transmitimos conocimientos de una forma diferente, desde una sabiduría milenaria. Muchas veces esta forma de generar conocimiento ha sido deslegitimada por la educación formal, por eso apostamos a procesos de educación popular, procesos de educación feminista que acompañen la defensa del territorio. Creemos que es una de las condiciones fundamentales para que las mujeres fortalezcan sus liderazgos femeninos”.

También desde Bolivia, Hermógena hace un llamado: “Es urgente unificarnos para salvar a la Madre Tierra. Nuestra Madre Tierra es todo para nosotros, los Pueblos Indígenas Originarios”. Por otro lado, “es súper importante que Latinoamérica se levante y tome posición y posesión de todo lo que le pertenece, porque la historia de Latinoamérica es riquísima, es demasiado rica como para que no podamos construir alternativas. Tenemos como mujeres, todo el poder de construir alternativas en base a nuestros sueños y nuestros ideales, un mundo diferente, más justo, solidario. Solamente vamos a poder hacerlo si es que las mujeres nos levantamos y nos tomamos de la mano y nos acompañamos en esta lucha que nos pertenece y nos hace parte unas de otras”, expresa Ruth Amarilla, que está acompañando el proceso del Comité de Mujeres Kuña Aty de Tava Guaraní en Paraguay.

“Encontrarse entre defensora es muy importante porque así hacemos una sola voz para poder ser escuchadas, porque una sola persona no puede hacer nada. En este tiempo que estamos viviendo, a uno solo lo que hacen es apartarlo, y así, haciendo frente nosotras como defensoras podemos hacer muchas cosas”, concluye Leylis desde Honduras.

De estos dos días de trabajo, sumado a todo lo hecho previamente en la Escuela feminista para la Acción Climática (EFAC), surgió un pronunciamiento construido colectivamente. Este documento fue llevado a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2022 (COP 27), como portador de las voces de todas estas mujeres y sus territorios.

En esta línea, Mirna Rodríguez de Fondo Tierra VIVA, expresa: “Lo más importante del Encuentro es que hicimos el documento para la COP27. Para mí es muy importante eso, porque a veces no lo tomamos como algo importante y el trabajo queda en vano. Entonces eso me ha motivado y lo creo muy importante porque además de que lo trabajamos ahí, se llevó a donde se tenía que llevar al planteamiento. Creo que es realmente un avance para nosotras, para que escuchen nuestras voces, que se dé a conocer lo que enfrentamos día a día en nuestros países. Que ese trabajo que hicimos y que estamos realizando, no se quede plasmado solo en un papel, sino que se dé a conocer ante todos los medios, a donde tiene que llegar, a las personas y las instancias donde tiene que llegar, eso es lo más importante”.

Pasos para un Plan de Seguridad y Autoprotección de Defensoras Ambientales

Las defensoras ambientales, mujeres que realizan acciones de lucha en múltiples espacios tanto físicos como digitales y ponen el cuerpo para defender sus territorios y proteger a sus comunidades, están en riesgo. Ellas, que están presentes en las calles, rutas, en las radios, medios de comunicación, en las redes sociales intentando visibilizar las violaciones a derechos humanos y ambientales, como también, poner freno a estas injusticias, viven una situación alarmante y violenta, agravada por el contexto de pandemia.

La respuesta de los distintos niveles de gobiernos a las deficiencias sociales y económicas, históricas y actuales, se sigue basando en la vía libre a toda forma de extractivismo y profundización de las políticas neoliberales. El avance de estas decisiones políticas hacia los territorios afecta la salud física, mental y espiritual, y es comparable con el avance de la violencia hacia los cuerpos. Las cifras de femicidios y de violencia de género también son alarmantes: las mujeres de las zonas rurales no cuentan con políticas públicas efectivas e inclusivas que garanticen la igualdad de género.

Como defensoras ambientales que están en la primera línea de los conflictos, tienen una mirada clara sobre las problemáticas y desafíos que impone el contexto actual: aumento de la desigualdad y el empobrecimiento en las comunidades. Las políticas de asistencia del Estado no llegan a las mujeres campesinas, urbanas e indígenas en mayor situación de vulnerabilidad. Falta de acceso a la salud en comunidades indígenas y campesinas, agudizada en el contexto de pandemia. Se incrementaron las tareas de cuidado no reconocidas como trabajo a ser remunerado. Las mujeres asumieron el incremento de la carga de estas tareas: el rol de educadoras, enfermeras y cuidadoras de mayores. La falta de acceso al derecho a la tierra y al territorio para las mujeres, impide hacer efectivos otros derechos. Hoy, defender el derecho a la tierra y al territorio es un factor de riesgo para la seguridad de las defensoras y sus comunidades ante la falta de políticas de protección estatal.

Además, la deforestación, el avance de la frontera agropecuaria, el monocultivo, la industria minera e hidrocarburífera están terminando con nuestra biodiversidad, tanto natural como humana. Los efectos de la crisis climática intensificados con el extractivismo que se sostiene a costa del saqueo de nuestros bienes naturales y sociales. La escasez del agua en nuestros territorios por la tendencia a la privatización, se ve agudizada por la sequía, como es el caso del Chaco. Recrudecimiento de la violencia socioambiental de los terratenientes, empresas extractivas y agentes estatales. A medida que los sectores agro ganaderos y mineros tienen más permisos estatales para expandirse, se incrementa la deforestación, el uso de agrotóxicos venenosos y los incendios intencionales para los negocios privados.

A su vez, se viven expresiones fundamentalistas que persiguen a los feminismos, a las mujeres organizadas y por ende al movimiento de mujeres, campesino e indígena. En Argentina, Bolivia y Paraguay la situación se agrava cuando son acusadas de quebrantar la paz social, la democracia, son perseguidas y criminalizar.

En este marco, desde el Programa Defensoras Ambientales, línea de acción estratégica de Fundación Plurales y el Fondo de Mujeres del Sur, buscamos fortalecer organizaciones de mujeres que aborden el Cambio Climático, a través de una perspectiva de Justicia de Género. Apoyamos la defensa de los territorios hostigados por el extractivismo, la contaminación y la pérdida de protagonismo de los actores locales.

Las mujeres defensoras ambientales a menudo son criminalizadas y víctimas de violencia porque con sus luchas y fuertes liderazgos no sólo confrontan capitales e intereses de empresas extractivas, sino que también irrumpen en las esferas públicas (las calles, las redes sociales, las rutas, etc.) quebrantando los roles tradicionales de género. Desde este Programa realizamos una serie de videos cortos sobre Planes de Seguridad y autoprotección que aportan a procesos de participación climática efectiva a través de la incidencia y la transformación para hacer efectiva la Justicia Ambiental velando por la seguridad de las que ponen el cuerpo.

En estos seis capítulos, de máximo 2 minutos cada uno, se detallan los pasos para crear un plan de seguridad. Cómo analizar el contexto, qué es Seguridad y qué es Protección, reconocer y diferenciar amenazas y riesgos, y las capacidades o recursos que tienen las defensoras y que mejoran la seguridad.

El Programa Defensoras Ambientales surgió en 2015 y se fue implementando a través de diferentes financiamientos y proyectos específicos. Estos videos en particular, se realizaron gracias al apoyo de: Unión Europea – Programa Defensoras Ambientales; International Land Coalition (CBI Mujer Rural y ENI Argentina); la Alianza GAGGA y BOTH ENDS; IUCN-NL; El Programa de Derechos Humanos de la Embajada del Reino de Países Bajos y el Fondo de Pequeñas donaciones de la Embajada Canadá.

Los invitamos a verlos y a compartir en pos del cuidado de las Mujeres indígenas, campesinas y urbanas que defienden el derecho a una vida libre de violencias, al acceso a la tierra, al agua segura y al buen vivir de sus comunidades en armonía con sus cuerpos y territorios.

Serie microdocumental: “Mujeres, tierra y territorio – Defensoras ambientales”

En abril de este año se estrenará la serie microdocumental “Mujeres, tierra y territorio – Defensoras ambientales”. Cuatro capítulos de entre 5 y 10 minutos, sobre grupos de mujeres defensoras ambientales que luchan día a día ante el avance extractivista en Argentina.

Fundación Plurales coordina esta acción, en alianza con la CBI Mujer Rural, el Programa Defensoras Ambientales y la ENI Argentina, que comenzó a trabajarse en 4 provincias durante 2021.

Esta producción busca visibilizar las estrategias y resistencias de defensoras ambientales de las regiones del Chaco, Puna y Sistema de humedales a través de una serie de entrevistas que narran en primera persona, el contexto y las experiencias de trabajo de las defensoras y el vínculo con el extractivismo.

El Programa de Defensoras Ambientales es una línea de acción estratégica de Fundación Plurales y el Fondo de Mujeres del Sur que surgió en 2015 y se fue implementando a través de diferentes financiamientos y proyectos específicos. Buscamos fortalecer organizaciones de mujeres que aborden el Cambio Climático, a través de una perspectiva de Justicia de Género. Apoyamos la defensa de los territorios hostigados por el extractivismo, la contaminación y la pérdida de protagonismo de los actores locales. Apostamos a procesos de participación climática efectiva a través de la incidencia y la transformación para hacer efectiva la Justicia Ambiental.

CBI Mujer Rural está formada por 24 organizaciones de base, académicas, no gubernamentales y movimientos sociales de 12 países de América Latina y el Caribe que abordan la desigualdad de género en el mundo rural desde la perspectiva del derecho a la tierra y al territorio. Esto implica tanto la visibilización de las difíciles situaciones que enfrentan las mujeres del mundo rural para alcanzar la garantía de sus derechos, como el fortalecimiento y acompañamiento en sus luchas y acciones de resistencia para asegurar el acceso y la tenencia de la tierra; la participación en la toma de decisiones comunitarias, colectivas y familiares; la protección contra todas las formas de discriminación y violencia; y sobre todo, la defensa del derecho a una vida digna en sus territorios.

Finalmente, las ENI (Estrategia Nacional de Involucramiento) son procesos de múltiples partes impulsados por miembros de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierras (ILC, por sus siglas en inglés) para promover la gobernanza de la tierra centrada en las personas. Desde 2018, ENI Argentina busca alcanzar cambios en políticas públicas, agendas y prácticas que garanticen el acceso, uso y gestión de la tierra, el agua y otros recursos naturales para las organizaciones campesinas e indígenas, mujeres y jóvenes de la región del Gran Chaco argentino.

Esta serie microdocumental se realiza gracias al apoyo de: Unión Europea – Programa Defensoras Ambientales; International Land Coalition -CBI Mujer Rural y ENI Argentina; Embajada del Reino de Países Bajos y Embajada Canadá.

Las narrativas que abordará giran en torno a sus realidades cotidianas, los feminismos en territorios, la lucha colectiva, problemáticas ambientales y derecho a un ambiente sano, extractivismo y soluciones ambientales justas en términos de género. También, las alternativas y estrategias de cuidado y protección que se han generado. El trabajo en comunidad, alternativas agroecológicas en contraste con los avances destructivos, y el fortalecimiento de la mujer como actora social dentro de sistemas patriarcales tanto dentro de su comunidad como en la sociedad misma.

Fundación Plurales recibió el premio a las Soluciones climáticas justas en Género del WECF

Este lunes 8 de noviembre, se realizó la entrega de los reconocimientos Soluciones climáticas justas en Género del Women Engage for a Common Future (WECF), celebración de premios de alto nivel que desde el 2015, se lleva a cabo durante las negociaciones climáticas globales anuales de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP).

Anualmente participan de esta convocatoria mundial más de 150 propuestas de las cuales se seleccionan 3, con el objetivo de premiar las mejores prácticas. Este año, Fundación Plurales es una de las 3 organizaciones que recibe el galardón por el trabajo desempeñado en el Programa Defensoras Ambientales (impulsado con el Fondo de Mujeres del Sur y co-financiado por la Unión Europea Argentina y el apoyo de Embajada de Canadá en Argentina) y la Escuela Feminista para la acción Climática (impulsada en el marco de la alianza GAGGA y con el apoyo de la Embajada de Países Bajos en Argentina y la International Land Coalition).

Desde 2015, la Unidad de Mujeres y Género y el Centro y Red de Tecnología del Clima (CTCN) reúnen a defensores del medio ambiente y feministas de todo el mundo que utilizan un enfoque de igualdad de género y derechos de las mujeres al implementar el Acuerdo de París para combatir la crisis climática.

Desde ese año también, el programa Gender Just Climate Solutions tiene como objetivo mostrar, amplificar y escalar iniciativas climáticas transformadoras sensibles al género. Estas soluciones impulsadas localmente, promueven la democracia haciendo que la igualdad de género y los derechos de las mujeres sean fundamentales para una acción climática justa.

Además del reconocimiento, las organizaciones que reciben el premio, son invitadas a participar del WGC (grupo de mujeres y género), uno de los nueve grupos de partes interesadas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). El mismo se estableció en el 2009, y hasta ahora cuenta con 33 organizaciones de mujeres y de la sociedad civil ambiental, que están trabajando para garantizar que las voces de las mujeres y sus derechos estén integrados en todos los procesos y resultados en el marco de la CMNUCC.

El objetivo de la Unidad de Mujeres y Género (WGC) es formalizar la voz de las organizaciones de la sociedad civil de mujeres y género presentes y regularmente activas en los procesos de la CMNUCC, y desarrollar, racionalizar y defender posiciones comunes. La circunscripción tiene como objetivo reunir a la mayor cantidad posible de observadores de ONG acreditadas ante la CMNUCC para trabajar democráticamente hacia el logro de sus objetivos. Se alienta a las personas y organizaciones que no están acreditadas, a trabajar a través de los miembros que sí y participar en los grupos de defensa organizados por el WGC.

Official Awards Ceremony – Gender Just Climate Solutions Awards

De la ceremonia de premiación participó Lilian Gregorio, miembro fundadora de Fundación Plurales y actual Directora de Proyectos de Género.

El Programa de Defensoras Ambientales es una línea de acción estratégica de Fundación Plurales y el Fondo de Mujeres del Sur que surgió en 2015 y se fue implementando a través de diferentes financiamientos y proyectos específicos. Buscamos fortalecer organizaciones de mujeres que aborden el Cambio Climático, a través de una perspectiva de Justicia de Género. Apoyamos la defensa de los territorios hostigados por el extractivismo, la contaminación y la pérdida de protagonismo de los actores locales. Apostamos a procesos de participación climática efectiva a través de la incidencia y la transformación para hacer efectiva la Justicia Ambiental.

El programa está dirigido a mujeres de Argentina, Bolivia y Paraguay, que participan de grupos o redes que se propongan estrategias de defensa de sus territorios. Para lo cual buscamos desarrollar conocimientos y habilidades vinculadas a la incidencia política, adaptación y mitigación frente al cambio climático y la preservación del medio ambiente, para aumentar la resiliencia de los grupos, fortalecer la sostenibilidad de sus demandas, y disminuir la vulnerabilidad de sus estrategias de sobrevivencia.

Desde el programa se realizan pequeñas donaciones a diferentes grupos, que desarrollan acciones de adaptación o mitigación al Cambio Climático con perspectiva de género. Los Grupos de Defensoras plantean sus propuestas de trabajo y modalidades de ejecución. Además del financiamiento concreto, Fundación Plurales aporta el trabajo de articulación regional que le da perspectiva política, formación y apoyo en temas de comunicación para la incidencia y seguridad de las Defensoras de Derechos Humanos y otros aspectos técnicos. Es parte de la visión estratégica acompañar el fortalecimiento de las organizaciones incipientes y promover mayores niveles de participación de las mujeres. Formar a las lideresas en marcos internacionales de Derechos Humanos y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Es importante destacar que apostamos a la escala regional: en la construcción de alianzas, visibilidad de los procesos locales y articulaciones de incidencia propias de las organizaciones. El Programa cuenta con una aplicación para celulares PLAC que informa, permite hacer denuncias, ofrece cápsulas comunicacionales y otros recursos para conectar a las Defensoras entre sí a nivel local y regional.

En este marco, en 2021 surgió la Escuela Feminista para la Acción Climática (EFAC) impulsada por Fundación Plurales, como un espacio de formación y educación para la acción política, ampliando el territorio y la red de defensoras a 7 países de América Latina.

Estamos felices de este reconocimiento internacional que aporta a nuestra lucha diaria por un futuro sostenible y justo, donde el género, la igualdad y los derechos humanos de las mujeres sean fundamentales para todos los debates en curso.

Fundación Plurales elaboró un Protocolo contra la violencia de género

Durante 2020, Fundación Plurales estuvo diseñando un Protocolo contra la violencia de género. Este documento genera un marco reglamentario y procedimental ante situaciones de violencias que tengan lugar al interior o exterior de cada organización.

Históricamente trabajamos con mujeres y fuimos incorporando la perspectiva de género a nuestras prácticas y acciones. Trabajamos desde la prevención y sensibilización sobre violencia de género. Pero cuando ocurrió una situación de abuso en la que está involucrada una persona que forma parte de las organizaciones con las que trabajamos, nos vimos en la necesidad urgente de plasmar en un documento normativo esas situaciones conceptualizadas como violencia de género. Entonces, acompañamos técnicamente y judicialmente a la persona que realizó la denuncia de abuso y definimos generar una herramienta que deje en claro qué situaciones no se tolerarán, tanto en el trabajo interno como en el que realizamos con las organizaciones en los territorios.

Verónica Luna, presidenta de Fundación Plurales y una de las que participó del proceso, cuenta que “es un documento vivo que vamos a ir revisando y modificando a medida que lo requiera. Lo importante es que lo vamos incorporando a la vida de las organizaciones como un marco, un encuadre más, para el trabajo colectivo que hacemos”.

En el mes de abril de este año, cuando finalmente pudimos volver al territorio, presentamos el documento de manera personal, explicarles, contarles de qué se trata. Con la intención de que lo puedan revisar de manera colectiva, realicen todas las consultas que tengan y lo firmen como un acuerdo.

“Tuvo una muy buena recepción por parte de las organizaciones, sobre todo por parte de las mujeres. Fueron las que manifestaron abiertamente lo útil del documento como un instrumento, como una posibilidad de revisión de las prácticas de la vida cotidiana dentro de las organizaciones”, cuenta Verónica.

El protocolo no se refiere a casos concretos, sino que resume el marco normativo nacional e internacional en relación a géneros; tiene consideraciones generales sobre los objetivos; el ámbito de alcance y un pequeño mapa de procedimiento ante situaciones de violencia. Este documento se orienta a construir espacios seguros y libres de violencia contra la mujer; evitar la revictimización una vez que se tiene conocimiento de una situación de violencia; asegurar personal especializado encargado de la implementación y seguimiento del protocolo; consentimiento informado en los procesos de atención a las personas en situación de vulneración de derechos humanos; asegurando confidencialidad.

Decidimos encarar este proyecto de manera conjunta con otro espacio, porque creemos que más miradas enriquecen el trabajo. “E género y diversidad” nos acompañó y guio en la construcción del protocolo. Conversamos con la Licenciada Ana Paula Ortiz Sosa, una de sus integrantes, para saber cómo vivieron ellas el proceso.

“Se realizó un proceso de co-construcción, junto al equipo, utilizando metodologías ágiles dónde nos enfocamos en las necesidades de la institución, generando un instrumento que aborde tanto situaciones intra institucionales como extra. Dando herramientas claves para abordarlas”, explica la Licenciada en Trabajo Social que forma parte de la Comisión de Género del Colegio Profesional, el Observatorio de Salud Mental y Mujeres en Tecnología Córdoba.

Según Ana, las ventajas de que organizaciones cuenten con este tipo de protocolos tiene que ver con tener un camino claro para abordar situaciones evitando la re victimización de las personas y generando acciones de protección y prevención. “Sumado a esto, se genera una cultura organizacional clara respecto a espacios libres de violencia”, agrega.

La actuación del protocolo tendrá lugar en los ámbitos en donde todos los integrantes de cualquier organización se desempeñen, así como también en los territorios y comunidades con las cual se trabaja. Oficina, lugar de trabajo, viajes, campo, territorio, reuniones de trabajo, internas y con otras organizaciones, en las comunidades territoriales, en encuentros y en la vinculación y articulación con otras organizaciones. En el caso del mapa de procedimiento, se refiere a la búsqueda óptima, estructural y enfocada en acciones propositivas: Prevención, para evitar que algo ocurra, y reparación, en caso de que suceda.

Las expectativas son muchas, en primer lugar que sea más explícito cuáles son las situaciones de violencia de género y que se desnaturalicen y cuestionen las prácticas en la vida cotidiana de las personas y de las organizaciones en los territorios. “Esperamos que el protocolo sea un instrumento de consulta, de debate, un disparador que tome vida. Que sea parte de la cotidianidad de las organizaciones, que se pueda revisar constantemente, que nos ponga en tensión para adaptarlo a cada situación y en cada contexto”, concluye Verónica.

AQUÍ PODÉS VER EL PROTOCOLO COMPLETO

¡Es hora de actuar!: nace la Escuela Feminista

Fundación Plurales lanza la «Escuela Feminista para la acción Climática» (EFAC). Una Plataforma Virtual para la formación e intercambio entre grupos de defensoras de derechos humanos y ambientales (GDDHA), que amplifique el poder de las voces de las mujeres en los territorios.

Actualmente, el modelo de desarrollo aplicado en el Sur Global es extractivista y son alarmantes los efectos del cambio climático sobre los bienes naturales y los territorios donde se asientan comunidades campesinas, indígenas afrodescendientes y urbano marginales. Frente a eso, grupos de Defensores Ambientales que trabajan y luchan por la defensa del ambiente se organizan, se capacitan y generan diferentes estrategias para defender sus territorios y a sus propias comunidades ante la crisis humanitaria actual. Las más vulnerables frente a estas problemáticas siempre se encuentran en la primera línea de defensa, aún enfrentando amenazas, violencias e intimidación.

En este contexto, creamos la EFAC, donde se tendrá acceso a un banco de información disponible en relación al impacto del cambio climático en los GDDHA y soluciones climáticas justas en términos de género. Si bien privilegiamos las acciones de formación de carácter presencial, la plataforma virtual nos permitirá trabajar durante la pandemia y amplificar la llegada a los territorios.

La EFAC es impulsada por Fundación Plurales, como parte de su política de apoyo a las Defensoras, en el marco de la Alianza Global por el Género y Clima (GAGGA), y en conjunto con otras organizaciones socias.

La creación de esta Escuela se basa en la visible necesidad de contar con un espacio permanente de formación, información e intercambio entre defensoras y activistes climáticas que tienen en sus objetivos y agendas la defensa de la tierra, el territorio, bienes naturales y ecosistemas, contribuyendo con sus aportes a la justicia climática.

Los módulos temáticos serán «Cambio Climático»; «Análisis socio-político del contexto en América Latina en clave climática»; «Feminismos comunitarios Cuerpos/territorios»; «Agroecología y estrategias de adaptación al cambio climático»; «Seguridad y protección de defensoras ambientales y Comunicación e Incidencia para la acción climática».

Para la formación, se priorizará a Mujeres Defensoras Ambientales que integran los Biomas Chaco – Pantanal – Amazonía, específicamente de los países Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Perú. Esto porque se caracteriza por desigualdades estructurales que sufren las mujeres campesinas, indígenas, afrodescendientes y de sectores urbano marginales. Sin embargo, se aceptarán integrantes de otras regiones de América Latina y Caribe.

Apuntamos a disminuir la situación de desventaja y vulnerabilidad de los grupos de defensoras de derechos humanos y ambientales, que se han profundizado como producto de la crisis económica global, la crisis sanitaria y las medidas de ajuste tomadas por los Estados. Para enfrentar esta situación, buscamos aumentar sus capacidades y herramientas de incidencia y participación. Estamos felices y entusiasmades.

Un repaso de lo que construimos este año

El 2020 significó muchísimos desafíos, para todes, pero logramos reacomodarnos, reorganizarnos y seguir conectades. Siempre juntes, apostando al trabajo colectivo con la firme convicción de que otro mundo es posible.

Queremos compartir con ustedes solo algunas cosas, de todas las que hicimos este 2020 en Fundación Plurales. ¡Gracias por acompañarnos y ser parte de una u otra forma, de Fundación Plurales en este año! Esperamos seguir creciendo juntes en el 2021.

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Cambio Climático, industrias extractivas y Mujeres

El cambio climático está impactando de manera agresiva en los territorios rurales, alterando las temperaturas, precipitaciones, e intensificando eventos climáticos extremos. Si a esto le sumamos otros hechos como la deforestación, la contaminación de las cuencas y los ríos y el aumento de la actividad extractiva, obtenemos un contexto altamente riesgoso, donde mujeres y niñes son lxs más vulnerables.

En América Latina las industrias extractivas, como las empresas mineras y la explotación de hidrocarburos, se han convertido en una de las principales amenazas a las comunidades campesinas e indígenas. Países como Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y México, donde han impulsado modificaciones legales importantes, con el objetivo de atraer inversiones de las empresas privadas mediante mayores incentivos técnicos, operativos, en el régimen de propiedad del petróleo, o en materia tributaria.

Las problemáticas asociadas para las comunidades, se relacionan con los “pasivos ambientales” y lo que ellas empiezan a definir como “pasivos sociales”. Los primeros, la contaminación de las cuencas, la deforestación, el aumento de inundaciones como sequías prolongadas, y una mayor vulnerabilidad frente a la seguridad alimentaria.

Todo esto, constituye un contexto violento, donde mujeres, niñas y niños, son los más vulnerables ante el modelo extractivista y sus consecuencias en el cambio climático. La muerte es la forma más visible de violencia ejercida sobre las muejres, sin embargo, se presentan muchas otras formas como amenazas, desalojos, persecución y criminalización. Estos son parte de los considerados pasivos o consecuencias sociales.

Como caso emblemático, Bolivia es una de las más cuestionadas en la actualidad debido a las medidas que ha tomado el gobierno a favor de la explotación de hidrocarburos. Si bien desde el 2006, con la presidencia de Evo Morales y a través de la Ley de Hidrocarburos, el gobierno le retiene a las empresas extractivistas casi el 50% de las ganancias, en compensación permitió aumentar los volúmenes de extracción y exportación necesitando para ello la expansión de las zonas explotables. De esta manera, el país pasó de 2,5 millones de hectáreas explotadas para petróleo e hidrocarburos en el 2006 a más de 29 millones de hectáreas hasta el 2017, perjudicando directamente a 11 de las 22 áreas naturales reservadas del país como así también ocupando territorios de indígenas de Amazonía y Oriente como del Altiplano. Desde que las empresas extractivas se instalaron en las reservas, las comunidades son amenazadas de despojo y viven en situación de tensión constante.

Esta tendencia representa un retroceso a nivel mundial sobre la gobernabilidad de los bienes comunes, y la seguridad de las defensoras ambientales.

Por Nicolás Avellaneda

*Coordinador de la Plataforma Colaborativa de Comunicación (PLACC) del Programa Defensoras Ambientales, impulsado por Fundación Plurales y Fondo de Mujeres del Sur. Co-financiado por Unión Europea, UICN-NL y Both Ends.

Referencias:
-Reformas e inversión en la industria de hidrocarburos de América Latina. Campodónico Sánchez, Humberto. NU. CEPAL. División de Recursos Naturales e Infraestructura (2004). Contenido en: https://repositorio.cepal.org/handle/11362/6443
-El extractivismo en Bolivia. El caso de la comunidad de Tariquía. Fundación Plurales (2019). Publicado por RITIMO. Contenido en: https://www.ritimo.org/El-extractivismo-en-Bolivia-El-caso-de-la-comunidad-de-Tariquia
-Documento interno. Sistematización “Mujeres defensoras ambientales y el cambio climático: «Estrategias de incidencia y resistencia ante el avance del modelo extractivista» Evento paralelo en Pabellón EUROCLIMAplus de la COP25. Fundación Plurales, 2020