Sequía y acceso al agua en Argentina

La región atraviesa una sequía extrema y altas temperaturas que provocan pérdidas de cosechas y ponen en riesgo la seguridad alimentaria, el acceso al agua, la salud de las personas y los ecosistemas. Pero la problemática del acceso al agua no es nueva.

La Atribución Meteorológica Mundial (AMM) concluyó que el cambio climático no es el principal impulsor de la reducción de las precipitaciones, pero sí produjo un aumento de las temperaturas, lo que reduce la disponibilidad de agua y empeora los impactos de la sequía. En las zonas rurales la situación se agrava: dificultad de acceso al agua potable, pérdidas de cosechas y mortandad de animales.

El informe Acceso al Agua y estrategias de adaptación al cambio climático: Auto-construcción de sistemas de cosecha de agua de lluvia en Santiago del Estero (Argentina)*, realizado por Fundación Plurales, detalla que en Argentina, 5.3 millones de personas no tienen acceso al agua potable dentro de su vivienda y cerca de 1 millón no lo tiene en el perímetro de su terreno (Censo Nacional 2010). Si se toma el total de la población, más del 13% no goza de acceso permanente a este recurso, especialmente en las provincias que integran la región del Gran Chaco, donde las cifras alcanzan a un 41% de hogares sin agua.

“En las comunidades rurales aisladas, este problema implica grandes riesgos a la seguridad alimentaria de las familias debido a que las poblaciones dependen en su mayor medida de la producción familiar, cultivos y cría de animales. La falta de agua repercute directamente en el acceso a una vida digna e influye en la decisión de permanencia o no de las familias en sus territorios. Para acceder al agua, pagan hasta ocho veces más que en las zonas urbanas y, cuando no disponen de los recursos económicos, las familias deben caminar hasta 6 horas diarias para conseguir el agua para consumo de fuentes no seguras. Cabe destacar que la tarea de acarreo de agua recae generalmente sobre las mujeres y niñes”, explica.

Según informes de la AMM, “la región también sufre olas de calor intensas, cuya frecuencia y duración han aumentado por el cambio climático. En el estudio reciente realizado en la zona, los científicos de la Atribución Meteorológica Mundial han descubierto que el cambio climático inducido por el ser humano ha provocado que las temperaturas extremas en diciembre de 2022 fueran unas 60 veces más probables”. Esta inducción a la que se refiere, es consecuencia de lo que venimos denunciando hace años. Actualmente, a las desigualdades estructurales que sufre la población rural, se sumaron y profundizaron la crisis económica global, la crisis sanitaria, las medidas de ajuste tomadas por los Estados, el poder concentrado en el capital financiero y el avance del extractivismo, todo esto sostén del actual sistema capitalista.

Las industrias extractivas afectan seriamente los bienes naturales y traen graves consecuencias a la salud, seguridad alimentaria, actividades productivas y permanencia en los territorios. Las inundaciones, sequías y frecuencia de otros desastres naturales, particularmente lluvias impredecibles e inciertas, están haciendo que el cambio climático sea hoy más que nunca una realidad, afectando seriamente la vida de las comunidades.

Múltiples soluciones y voces

El informe ya mencionado, realizado para la Plataforma de Defensoras Ambientales, donde se describe una de las experiencias de construcción comunitaria de sistemas de cosecha de agua de lluvia como estrategias de acceso al agua y adaptación al cambio climático en Santiago del Estero, destaca la importancia de la articulación con diferentes actores para una efectiva resolución de los problemas. Estos problemas son complejos y sistémicos, necesitamos generar soluciones con diálogo y construcción con otros y otras, organizaciones, universidades y Estado.

En relación a esto, Naciones Unidas (ONU) indica que “el alto impacto de la sequía en la agricultura y la actividad económica pone de manifiesto la necesidad de reducir la vulnerabilidad ante la falta de precipitaciones, tomar medidas que mejoren la gestión del agua y la anticipación de la sequía mediante previsiones estacionales y establecer mecanismos de seguro para ayudar a los agricultores a hacer frente a estos fenómenos y mejorar la resiliencia”.

Son fundamentales los espacios de diálogo, de intercambio para construir con otros, nuevas alternativas. Existen muchos problemas que necesitamos atender y claramente la solución nunca es desde un solo sector, nunca es lineal. Además, en el último tiempo aumentaron las situaciones de violencia y criminalización contra los y las defensoras ambientales en toda América Latina, esa situación pone de relieve la necesidad de trabajar estos temas, visibilizarlos y empezar a generar soluciones profundas.

*Informe parte de una serie que elaboró Fundación Plurales con el apoyo de RITIMO (red de información y documentación para la solidaridad y el desarrollo sostenible de Francia), Unión Europea, Both Ends, IUCN-NL y la International Land Coalition. Están disponibles online en la web de RITIMO y en breve en formato descargable para impresión en el sitio de la Plataforma de Defensoras Ambientales.

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