Los Humedales en Argentina y las Mujeres Defensoras Ambientales

Fundación Plurales realizó, para la Plataforma de Defensoras Ambientales, un informe sobre el papel clave para la vida humana de los humedales y el rol de las propuestas para visibilizar, conectar y fortalecer desde las mujeres del río.

Esta publicación es parte de una serie de informes que elaboró Fundación Plurales con el apoyo de RITIMO (red de información y documentación para la solidaridad y el desarrollo sostenible de Francia), Unión Europea, Both Ends, IUCN-NL y la International Land Coalition. Están disponibles online en la web de RITIMO y en formato descargable para impresión en el sitio de la Plataforma de Defensoras Ambientales.

El río Paraná alcanzó en 2021 sus más bajos niveles del último medio siglo, en este contexto vence la prorroga de la concesión del servicio de dragado, balizamiento, señalización y cobro de peajes de la Hidrovía Paraguay-Paraná, otorgada al consorcio conformado por la empresa belga Jan de Nul que la administra desde los 90′ y la empresa argentina Emepa. Desde abril, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI Somos Tierra) y la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE) vienen manifestándose sobre esto, exigiendo: “No a la reprivatización de la hidrovía. La soberanía alimentaria es con un río Paraná bajo control estatal”.

Es importante destacar que los humedales son zonas dinámicas expuestas a la influencia de factores naturales y humanos. Esto determina que sean ecosistemas con alto potencial de conflictividad y lucha de poder. Por estos motivos es necesario llevar adelante estrategias para fortalecer los grupos que trabajan por su preservación y desarrollo, logrando acuerdos entre las distintas partes involucradas, a través de un proceso de planificación del manejo del recurso. En este contexto, compartir este informe nos parece fundamental.

Qué son los Humedales y por qué es importante conservarlos

El término humedales se refiere a una amplia variedad de hábitats interiores, costeros y marinos que comparten ciertas características. Generalmente se los identifica como áreas que se inundan temporalmente, donde el agua subterránea aflora en la superficie o en suelos de baja permeabilidad cubiertos por agua poco profunda. La Convención sobre los Humedales los define en forma amplia como “las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de agua, sean estas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda seis metros”. En esta definición quedan incluidos todos los ambientes acuáticos continentales y la zona costera marina.

El agua y los humedales han desempeñado tradicionalmente un papel clave para la vida humana y han sido críticos para el desarrollo y la supervivencia de las comunidades humanas a lo largo de la historia. Desempeñan funciones como el control de inundaciones, reposición de aguas subterráneas, estabilización de costas, protección contra tormentas, retención y exportación de sedimentos y nutrientes, mitigación del cambio climático, depuración de las aguas y reservorio de biodiversidad. Además, brindan numerosos productos valiosos para la sociedad, tales como fruta, pescado, crustáceos, animales silvestres, resinas, madera de construcción, leña, cañas para construir techos y trenzar, forraje para animales, etc

La República Argentina aprobó la Convención Ramsar sobre los Humedales en el año 1991, a través de la sanción de la Ley Nacional N° 23.919, y hasta la fecha se han incluido 23 Sitios Ramsar (5.687.651 hectáreas) en la Lista de Humedales de Importancia Internacional.

La Cuenca del Plata es la principal cuenca hídrica de la Argentina. Reúne la mayor concentración humana e industrial del continente, incluyendo las principales ciudades de Brasil y Argentina, también, importantes áreas de desarrollo agrícola. Los principales humedales identificados para esta Región son la Cuenca del Río Riachuelo, el Sistema del Iberá, el Río Uruguay, el Río Paraná, el Río Paraguay, el Río Iguazú y sus cataratas, el Delta Paranaense y el Río de la Plata.

Los humedales brindan importantes beneficios y desempeñan funciones tales como el control de inundaciones, reposición de aguas subterráneas, estabilización de costas, protección contra tormentas, retención y exportación de sedimentos y nutrientes. Su preservación ayuda a la mitigación del cambio climático, depuración de las aguas y reservorio de biodiversidad.

Garantizan un impulso determinante para la biodiversidad. Su alto potencial de productividad biológica los hace capaces de albergar numerosas y diversas especies. Por añadidura, son el paradigma natural de la reconversión de acuíferos, y por ello se intenta reproducirlos artificialmente como tecnología de depuración de aguas residuales. Mitigan la eventualidad de inundaciones y el efecto devastador de la erosión. Regulan los procesos de concentración y diseminación de los sedimentos, renuevan los afluentes subterráneos de agua y en no pocas de sus manifestaciones proveen agua dulce, peces comestibles y materias primas como el carrizo o la madera.

Todas estas características hacen de los humedales, un espacio de gran interés para el Estado, las comunidades que viven en ellos (en especial mujeres y niñas, quienes son las principales gestoras de éste recurso), como para el sector privado (en especial el sector del turismo, el agro y negocios relacionados al agua y la tierra). Las mujeres y niñas, tienen un papel necesariamente protagónico e importante en lo que se refiere a la explotación y manejo sustentable de recursos naturales, en especial, los humedales protegidos por la Convención Ramsar.

Unidas en Red por el agua de orilla a orilla de isla en isla

El proyecto “Red de mujeres del Río Paraná” comenzó en 2019 con la propuesta de visibilizar, conectar y fortalecer, a través de encuentros de mujeres del río, jornadas de diálogo de cuerpo presente; redes materiales y virtuales que permitan conectarnos y comunicarnos en el cotidiano. Generando actividades conjuntas que inviten a convidar este tejido a otras, otrxs, que se reconocen en esos lugares “invisibles” de producción desde abajo, de valores comunitarios en defensa de nuestros territorios y las vidas de todxs.

Berenice Canet, habitante de Victoria Entre Ríos, activista feminista ambiental e integrante de Orilleras y Taller Flotante, dio cuenta de las acciones que llevan adelante desde esos espacios. Cómo “conectan” las dos orillas y tejen esas redes comunitarias las mujeres que contribuyen a mantener la cultura, las tradiciones y los conocimientos que están presentes en los humedales. “Las mujeres cumplen un papel fundamental en la provisión, gestión y protección de los humedales” y enfatizó la necesidad de que se pongan en valor las contribuciones que estas hacen en la vida diaria al cuidado del ambiente, teniendo en cuenta los convenios internacionales de los que Argentina forma parte y que articulan la agenda de protección ambiental con la de género.

Expresó también el vínculo entre el ecocidio y la historia de opresión sobre los cuerpos de mujeres y personas LGTBIQ+. Lo que hace el sistema capitalista a la naturaleza “es lo que nosotras como mujeres sentimos permanentemente que nos han hecho. Nos han tratado de objeto, nos han usado y tirado cuando no servimos más, nos han matado, nos han violado y es lo mismo que hace el sistema extractivista con el territorio”.

Romina Biassoni, ilustradora y docente, integrante del Festival Furioso de Dibujo en Rosario, destacó las estrategias que las artistas están usando para visibilizar el ecocidio y la importancia de las redes comunitarias que trazan las mujeres para llevar adelante estas acciones en defensa del ambiente y el territorio. “Lo que hicimos como grupo fue potenciar nuestras voces desde el dibujo. Nos unimos y nos fortalecimos como artistas y como hermanas”.

Promoviendo una Ley Nacional de Humedales

En Argentina los humedales representan aproximadamente el 21% del territorio, pero no existe un marco legal que los proteja. Es tan compleja la situación que no se sabe con exactitud cuántos hay, su extensión ni su estado de conservación y destrucción. Estos ecosistemas ayudan a mitigar los efectos que provocan las sequías y las fuertes lluvias. Sin embargo, están amenazados por actividades como la ganadería, los proyectos inmobiliarios y la minería.

En el Delta del Paraná estos canales de agua ayudaban a prevenir incendios. Pero sin humedales se vuelven incontrolables. Los más de 30 mil focos registrados en la zona en 2020, no hacen más que evidenciar la necesidad de una ley que los proteja.

El Proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos para la Conservación, Gestión y Uso Sustentable y Racional de los Humedales es importante que incluya:

-Moratoria: se debe dictar una moratoria para impedir que se sigan destruyendo los humedales hasta tanto salga la ley. Esto no solo es beneficioso porque protege a los humedales, sino que a su vez es un fuerte incentivo para que se termine el inventario en tiempos razonables.

-Sanciones: se debe incluir la figura del delito penal para aquellos que destruyen los humedales protegidos. A su vez las multas tienen que ser lo suficientemente proporcionales al valor que representan los humedales.

-Realización de un inventario de humedales en un plazo de tiempo razonable: en la actualidad no se sabe con exactitud ni la cantidad de humedales que existen ni su extensión o su estado de conservación.

Ahora, tras un 2020 en llamas el proyecto de la Ley de Humedales está nuevamente frenada en la Cámara de Diputadxs. Si no se vota este año, una vez más perderá estado parlamentario. Están recolectando adhesiones hasta el viernes 6 de agosto a las 18hs. El lunes siguiente se hará la presentación formal con el listado de organizaciones adherentes.

Acciones en defensa de los humedales

La posible apertura de un nuevo proceso licitatorio para el mayor curso navegable exportador del país (la Hidrovía Paraguay-Paraná), ha traído nuevamente al debate social una buena cantidad de preocupaciones, colocando otra vez en cuestión a una vía navegable que funciona desde la década del ‘90.

En 1995 se otorgó en concesión las obras de dragado y balizamiento por peajes para el Tramo Santa Fe-Océano, previéndose un órgano de control que nunca se hizo efectivo, a pesar de ser solicitado en reiteradas oportunidades por la Auditoría General de la Nación. No obstante, este incumplimiento y las falencias de los estudios y evaluaciones de los impactos ambientales, la Hidrovía continuó ampliándose. Hoy hablamos de sus impactos -desafortunadamente- en medio de los hechos consumados.

En los años ‘90, uno de los aspectos que los organismos financiadores indicaron debía incluirse en tales estudios eran los impactos “territoriales” de esta infraestructura. Se trata de impactos indirectos, que se manifiestan en el territorio de manera compleja y diversa, puntual o en lapsos variables de tiempo. De modo general podemos sintetizarlos, por un lado, en impactos vinculados a desequilibrios ecosistémicos, y por el otro, impactos en las poblaciones humanas, relativos a la distribución de la tierra y los bienes, a sus modos de vida y a la salud, tanto en áreas rurales como urbanas.

Los impactos territoriales asociados a la Hidrovía no fueron contemplados por las evaluaciones oficiales hasta la fecha. Sin embargo, sus consecuencias en las poblaciones y los territorios son de gran magnitud, y por su complejidad y diversidad, requieren aproximaciones integrales y de carácter interdisciplinar.

Ante el nuevo panorama planteado por el proceso licitatorio y la intención de ampliar la Hidrovía, con las evidentes repercusiones en los territorios productores y procesadores de materias primas, una vez más consideramos que es ineludible la realización de evaluaciones ambientales que contemplen este tipo de impactos a la hora de pensar en una profundización de la vía navegable. Estos estudios deben realizarse a través de procesos plurales, transparentes e imparciales, guiados por la idoneidad científica y el compromiso social. Además, la gravedad de tales impactos exige la participación social de las comunidades en tales procesos, así como en torno a las decisiones sobre las obras a realizarse.

Organizaciones sociales y ecologistas desarrollaron un documento que contiene una serie de propuestas dirigidas a las Comisiones: Ambiental, de Planificación Estratégica y Económica, y de Obras e Infraestructura del Consejo Federal de los Humedales, para su consideración en dichos ámbitos de trabajo. Las mismas refieren a cuestiones fundamentales que deben ser atendidas en procesos de planificación de infraestructuras asociadas a los modelos extractivistas, en este caso la ampliación de la vía de transporte fluvial de commodities más extensa e importante de nuestro país. Las propuestas se basan en un análisis de las notables falencias en tales cuestiones durante los 25 años de concesión de obras de dragado y balizamiento del tramo argentino del Río Paraná y Río de la Plata (Confluencia-Océano).

Dentro de las acciones que se exponen al Consejo Federal de los Humedales, se destacan temas en acceso a la información pública para los y las ciudadanos. El impacto socioambientales que la Hidrovía Paraná-Paraguay ha causado en el pasado y previsiblemente generará en el futuro en los ríos y humedales de la región. Y por último, un análisis y propuestas en función del derecho a la participación, como posibilidad de la ciudadanía de proporcionar insumos significativos oportunos e informados para influenciar en las decisiones políticas, estrategias y planes en diversos niveles así como en proyectos que tienen impactos ambientales que le preocupan y ocupan.

Ana Di Pangracio, abogada especializada en Derecho Ambiental y Directora Ejecutiva Adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), destacó los principales puntos que debería contemplar la Ley de Humedales que la ciudadanía y organizaciones ambientalistas reclaman desde hace años: “Queremos una ley de humedales que se rija por una visión ecocéntrica. Con un enfoque preventivo, que contemple la equidad intergeneracional, con perspectiva de derechos, que no mercantilice a la naturaleza y que escuche a todas las voces, entre otros puntos».

Tejiendo redes: Colectivo CASA

En contexto de pandemia y aislamiento social, las redes de trabajo se fortalecen. En medio de la incertidumbre y el desconcierto social, renovamos la apuesta al trabajo en equipo, a construir con otres. Así, decidimos realizar una serie de entrevistas para que puedan conocer los espacios con los que a diario realizamos nuestra labor, sin los cuales todo esto no sería posible.

En este caso, hablamos con Angela Cuenca Sempertegui, Coordinadora del Colectivo CASA, institución sin fines de lucro que apoya el fortalecimiento de las organizaciones sociales que participan de los movimientos en defensa de los derechos ambientales desde el enfoque de la Ecología Política y la Gestión de Conflictos Socio Ambientales.

La Ing. Agrónoma, ecofeminista, activista y defensora de derechos humanos y socio ambientales, cuenta que el Colectivo de Coordinación de Acciones Socio Ambientales nació en febrero de 2008, en la ciudad de Oruro, Bolivia. En ese momento, “mientras en las comunidades se luchaba porque no desvíen el río para el llenado de un tajo de minería a cielo abierto, en la ciudad se negociaba con la empresa minera sobre el tipo de faroles que se iban a poner en el estadio para la Copa Libertadores”.

Por eso, la define como “una organización que nace desde la indignación y ante la preocupación por acompañar de un modo más cercano a las comunidades en situación de conflicto ambiental con operaciones mineras. Principalmente, al identificar la desigualdad y la injusticia que rodean este tipo de conflictos”.

Además, detalla que “en los 13 años que llevamos de trabajo, hemos podido también reflexionar y reconocer que en medio de la injusticia ambiental se vive otra forma de violencia estructural: la patriarcal. Esto, a partir de una participación activa de las mujeres que luego no se representa en los espacios de decisión”.

Esta institución participa en eventos y hace incidencia local, nacional e internacional. Acompaña y fortalece a organizaciones y comunidades que sostienen demandas socio ambientales. Realizan formaciones con la Escuela Itinerante de mujeres defensoras Warmi Yaku, que recorre las comunidades fortaleciendo políticamente a las mujeres en la defensa de derechos. También están impulsando internacionalmente la Escuelita por la Justicia Climática Feminista, apostando por la educación popular feminista como herramienta que reconoce los múltiples saberes. “Pensamos que las mujeres con las que trabajamos tienen un cúmulo de conocimientos y tratamos tan solo, de facilitar el proceso de revalorización”.

Forman investigadoras comunitarias intentando desafiar el obstáculo de las miradas externas y construir conocimientos y datos que sirvan y sean devueltos a los procesos. “Confiamos en la investigación militante como espacio de disputa política”.

Producen contenido como forma de proteger a las defensoras. Combinan realidades con técnicas de arte, así recogen las vivencias, denuncias y propuestas de las mujeres y sus comunidades. Además, hacen difusión por medios alternativos; campañas de denuncia y sensibilización con acciones presenciales o virtuales utilizando numerosas plataformas como su página web, Facebook, el blog OIEDC, Twitter y grupos de WhatsApp. Sumado a eso, “tenemos un equipo de acompañamiento psicosocial, porque lo emocional también es importante para la defensa del territorio”, cuenta.

En el marco de todo ese trabajo y en relación al cruce con Fundación Plurales, Angela explica que “somos aliados naturales. Compartimos visiones y acciones, hemos participado de espacios de incidencia, de fortalecimiento de capacidades y la protección de defensoras ambientales. Visibilizamos los despojos por extractivismos, acompañamos de forma directa a las organizaciones sociales, apostamos por procesos y no solo actividades, impulsamos escuelas de formación política ambiental feminista y somos organizaciones comprometidas con la defensa de derechos”.

Para concluir, y pensando en el contexto actual, resalta cuatro grandes y fundamentales desafíos, de muchos otros. “Uno de los grandes desafíos que nos ha traído la pandemia es poner la vida en centro y reconocer que la defensa del agua, la alimentación y la salud en contextos extractivos es urgente y más aún en este contexto de pandemia, donde los impactos y las necesidades en las mujeres se han amplificado”. El segundo es “mantener las acciones y continuar el tejido político socio ambiental a distancia y desde la virtualidad. No todas las comunidades y menos las mujeres, tienen acceso a la tecnología”.

Otro es la “defensa de derechos frente al impulso que están dando los gobiernos a los extractivismos, a título de reactivación económica”. Y el último y más sentido es “la contención emocional a las defensoras que son quienes cargan las crisis, además de seguir luchando por que se escuchen sus voces en comunidades patriarcales”.